Ni es nuevo, ni tampoco un secreto. Menos para los funcionarios de primer nivel (por así llamarlos) en el Ayuntamiento de Tecate. La mismísima alcaldesa –argumentan quienes están cerca– lo sabe desde inicios de su gobierno. En el Pueblo cada vez más trágico y menos Mágico, existe una red de policías dedicados a la extorsión vial. Es reconocido por cualquier agente que ahí trabaja, por empresas de transporte, personas en general. Recientemente en las redes sociales han emergido escándalos en el mismo tenor: policías que conforman una red de sobornos, o dedicados totalmente al remolque de vehículos. Testimonios sobran. Patricia Cota Félix fue llevada a trabajar de Rosarito a Tecate por el propio director de Seguridad, Francisco Castro Trenti. Personal de la Dirección confirma que ella y nadie más, es la encargada de cobrar a los infractores por vehículos que han sido remolcados. Nada de pagarlo en caja. Es con ella y en su escritorio. Y si la dama no está, o los fines de semana que descansa, no hay poder humano que cambie la situación. Lo mismo sucede en el corralón: lo de la grúa se paga directo a la concesionaria, a las arcas municipales qué tanto puede entrar. A decir de quienes conocen las entrañas de la red de corrupción, hay un equipo de agentes comisionados exclusivamente para realizar ese trabajo, tanto que el encargado de la central recibe indicaciones de no asignarles reportes ni cuestionar sus ubicaciones. Algunos funcionarios honestos están dispuestos a declarar y presentar algunas pruebas para, si les dan la oportunidad, acabar con la corrupción. Mensaje directo para la alcaldesa que no va por la reelección.
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