Si las mujeres son como un zafiro
o flor de loto de fragancia china
u orquídea negra de rareza fina,
ninguna se asemeja a la que admiro.
Esa dama a la cual amo y quiero,
que llena mi universo de ilusiones,
es capaz de apagar necias pasiones
entregando su vida por entero.
Por eso el corazón atormentado
que vibra de dolor en su agonía
padeciendo amarguras en su ser,
ha sido ya por Cristo consolado
poniendo fin a su melancolía
dándole como madre a una mujer.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B.C.
Correo: jomian1958@hotmail.com