“Así como Sócrates derrotó a los sofistas con su gesto irónico,
Jesús confundió a los fariseos con su plácida sonrisa evangélica”.
Antonio Caso, Doctrinas e Ideas.
Fue Santo Tomás Moro el patrono universal de los políticos quien escribió: “Utopía”, un ideario de propuestas de acción, que en lugares como Michoacán, hizo realidad Don Vasco de Quiroga, en el siglo XVI-XVII.
Utopía, del latín: U-topos, lugar que está más allá. Significa lo que puede realizarse, una especie de sueño comunitario. “Tata Vasco”, siendo obispo de Michoacán, inspirado en Santo Tomás Moro, creó las ciudades-hospitales, y muchas obras de caridad a favor de las comunidades que dirigía como pastor y obispo.
Aquellos sueños de Don Vasco, inspiraron a personajes como el Médico Oviedo Mota, rector de la Universidad Michoacana de san Nicolás de Hidalgo, cuyo nombre llevan ejidos del Valle de Mexicali como “El Indiviso, Oviedo Mota”.
Don Vasco era un soñador con los pies en la tierra, con el corazón en el cielo pero con las manos listas para ayudar a servir a los tarascos, e integrarlos en proyectos políticos y sociales comunitarios.
En nuestro México, miles de millones de pesos invertidos en campañas publicitarias electorales. No han motivado a millones de votantes, a quienes la credencial para votar, les sirve sólo como identificación oficial.
Baja California, que en 1989 fue un ejemplo nacional de alternancia en el poder y que movió a más del 70 por ciento de su padrón electoral, y que a través del Instituto Estatal Electoral (IEE), propuso la credencial para votar con fotografía, ahora está sumergida en una indiferencia electoral vergonzosa de apenas un 30 por ciento de participación. En las elecciones del año 2010 de más de dos millones de votantes, cerca de 300 mil, ejercitaron su poder de elegir a sus próximos alcaldes y representantes populares o diputados.
México ha asumido nacionalmente la credencial para votar con fotografía, y Baja California se ha quedado con una comunidad indiferente y apática en la política electoral.
A un conocido del Gobierno del Estado, le sugería, que por qué los candidatos de Acción Nacional, con presupuestos millonarios para sus campañas electorales, dedicaran la mayor parte de los recursos de publicidad, para hacer propaganda un tanto utópica. Por ejemplo, ahora que el Hospital General de Mexicali, se encuentra en malas condiciones, como muchos hogares derruidos en el Valle de Mexicali, antes y después de las más de 10 mil réplicas del sismo del 4 de abril. Que gran parte de los millones que reciben los partidos políticos, los dedicaran a fundar fraccionamientos o construir pies de casa, para ayuda de cientos de damnificados.
Por ejemplo, en el Ejido Indiviso, Baja California, antes de las elecciones de 2010, los políticos tapizaron las casas con lonas alusivas a sus candidatos, mientras que docenas de familias no tienen lo necesario para vivir.
Que unos millones de pesos de las campañas, se destinaran para construir una nueva clínica, un orfanatorio, un asilo de ancianos, un comedor comunitario, incluso que llevara el nombre del candidato político y su partido, y que así quedara para la memoria. Gane o no gane, pero la comunidad cuenta con una obra útil y práctica.
Qué buena idea, dijo el político. Sería bueno. Los años pasan y las campañas costosas siguen siendo insultantes para miles de personas que no tienen trabajo, ni lo necesario para vivir dignamente. Son utopías, pero que Don Vasco hizo realidad en Michoacán.
Lo que es evidente, no necesita demostración. Las obras comunitarias electorales serían admirables, si los políticos fueran inmortalizados por invertir el dinero de los mexicanos, en obras que desde hace siglos se necesitan. Lo utópico, es lo realizable.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com