Un alma vaga triste y desolada
en campos de flores sedientas
y las hojas bordadas al viento
que los árboles dejaron partir.
Ha perdido la fe en el amor
y en viejas historias de hadas,
que al corazón hicieron soñar
en caricias y dulces besos.
Hoy quiere borrar el recuerdo
de aquellos inquietos labios,
que a su boca tanto besaron
en tiempo de primavera.
Se siente sola entre la gente
y aunque podría dibujar,
no encuentra los colores
que desnuden su sentimiento.
Se detiene a orillas del abismo
justo antes de caer,
y mira hacia el azul del cielo
con una gran desilusión.
Ya no siente calor ni frío
entre las olas del mar,
y entonces recuerda el beso
que tatuado lleva en la piel.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California.