Dios no es una persona. Dios trasciende toda descripción. Es el Legislador, la Ley y el Ejecutor. Ningún ser humano puede arrogarse estos poderes. Si lo hiciera, sería considerado un mero y simple dictador. Gandhi, 24 de febrero de 1946. Obra: Mi Dios.
Adelita Navarro en “Sortilegioz” sobre El Veloz de Godoy ha escrito una magistral descripción de las penalidades democráticas en Baja California.
La reflexión de la Co-Directora del Semanario ZETA, evoca el memorable libro de Carlos Ortega (1960), impreso en El Paso, Texas, describiendo las adversidades ciudadanas para ejercer la democracia en el Estado 29 (BC) ya desde 1960 con el perverso de Braulio Maldonado, primer Gobernador del Estado y promotor con sus hermanos de la prostitución y del narcotráfico en ciudades como Tijuana, ya desde entonces, a eso dedica Ortega su obra: “Baja California. Democracia con ametralladoras”.
Carlos Ortega describe, por ejemplo, a causa de la democracia, mítines políticos, participación ciudadana, elecciones, manifestaciones; los enfrentamientos a pedradas entre ciudadanos y policías municipales; por cierto, en Tijuana y Mexicali siempre ganó la gente a los cuicos azuzados por los gobiernos municipales y estatales. En Mexicali las manifestaciones eran disueltas cuando en pipas llenas de excremento y orines, a chorros de manguera se atacaba la participación ciudadana. Así se dispersaban las manifestaciones populares en los 1960 1970’s.
Puede ser como ha expresado el buen Ernesto Ruffo Appel, primer Gobernador de oposición en México (1989), en el marco del 30 Aniversario de la Democracia en B.C. y en el país; podría ser que el PAN pierda no sólo la gubernatura sino los municipios. Ruffo ya lo vaticinó: “Al PAN lo que le falta es perder”. Y bien dicen que perder para aprender no es perder.
Adela Navarro y el Semanario ZETA en su anterior edición han descrito que precisamente los que vaticinan el triunfo de Morena en BC., es la misma casa encuestadora que calculó mal, porque en anteriores procesos electorales, dieron por derrotados a personajes como el alcalde de Tijuana actual, y que repetirá al parecer como candidato de la ciudad. Malos cálculos dándole un frenético triunfo a la ola de AMLO, que ha arrastrado de todo, para no olvidar casos como el del alcalde narcotraficante de Batuc, Sonora, preso por cruzar no sólo droga sino por ingresar a Estados Unidos con documentos falsos.
El poder de la gente está en votar. Ningún gobierno de ningún partido está exento de tropiezos como el de Batuc, Sonora; es muy triste cómo se envenena a la gente para que viva en México como vivimos hoy: sin participar, sin votar, sin ayudar, sin servir, sin leer, sin escuchar, sin reflexionar, sin sacrificarse por los demás, sin interesarse por el bien comunitario.
Es triste, cómo, a pesar de los esfuerzos del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, que ganó con un margen muy pobre de participación ciudadana, ni un 30 por ciento nacional. Pero ganó. Y es la autoridad democráticamente electa. No lleva ni tres meses, y ya le exigen como si llevara cinco años ejerciéndolo.
La inmediatez de la vida, la superficialidad de la rutina, la carga de los problemas y el trabajo, nos ha hecho neuróticos al querer que las cosas sean rápidas, bien hechas, casi que ingenuamente la realidad se transforme “mágicamente”. Y le aseguro que los que más exigen son los que menos o nulamente participan.
Baja California ha sido un ejemplo, pero por su participación ciudadana; un 70 del electorado en 1989 votó por Ernesto Ruffo Appel; Kiko Vega no alcanzó ni el 30 % de voto ciudadano.
La gente tiene el poder del voto. Cada voto cuenta.
El reto será siempre la participación ciudadana. Ojalá que al menos la mitad del electorado se convenza de su capacidad, del poder de su voluntad ciudadana.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com