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martes, octubre 1, 2024
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“El Chapo” ya es culpable… en Estados Unidos

El llamado “Juicio del Siglo”, el más caro y largo en la historia de la Unión Americana, comenzó el 13 de noviembre de 2018 en la Corte del Distrito Este de Nueva York, ubicada en Brooklyn. El proceso judicial, que duró 12 semanas, definió el futuro del notorio capo sinaloense extraditado a EU el 19 de enero de 2017. Podría pasar el resto de su vida en una prisión allende la frontera

En un inicio, la fiscalía neoyorquina imputó al narcotraficante un total de 17 cargos relacionados con el narcotráfico. Sin embargo, en octubre de 2018, ante las miles de evidencias y decenas de testigos en contra del capo y con el objetivo de “agilizar el caso”, el gobierno estadounidense retiró seis imputaciones y luego una más, para quedar un total de 10.
Tres meses después de haber iniciado el juicio y luego de 35 horas de deliberación, el martes 12 de febrero, por unanimidad, los doce miembros del Jurado declararon culpable a Joaquín Archivaldo “El Chapo” Guzmán Loera, de ser el principal operador del Cártel de Sinaloa, la principal acusación, que incluye 26 violaciones relacionadas con drogas y una conspiración para cometer asesinato.
El jurado número once y portavoz del tribunal popular entregó al juez Brian M. Cogan, encargado del caso, un papel con la decisión. El documento fue leído por el magistrado tras advertir a los asistentes en la sala 8D de la Corte Federal, que no podían expresar reacción alguna a la lectura del veredicto.


Se hizo el silencio en la sala y el juez transmitió que la decisión fue condenar por los diez cargos a “El Chapo”, pero que no llegó a la unanimidad para esa decisión en dos violaciones de uno de los cargos, concretamente centradas en distribución de cocaína en 2007 y de marihuana en 2012.

A través de unos audífonos, Guzmán escuchaba la traducción simultánea mientras el juez leía el veredicto. Con rostro inmutable, el sinaloense miraba de frente a los jurados, quienes parecían evitar el contacto visual con él, de acuerdo a crónicas de la escena.
La defensa del capo pidió al juez Cogan preguntar a cada uno de los doce miembros del tribunal popular, para confirmar la exactitud del veredicto. Cada uno dijo “sí”, en rápida sucesión y sin vacilación.
Después de confirmar el veredicto, el juez Cogan agradeció al Jurado por ser tan cuidadoso y metódico en sus deliberaciones: “la forma en que lo hizo fue realmente notable y francamente me hizo orgulloso de ser americano”, señaló el magistrado.
Los relatos de la corte indican que “El Chapo” lucía algo aturdido cuando se leyó el veredicto. Buscó los ojos de su esposa Emma Coronel Aispuro mientras estaba siendo escoltado por los alguaciles -equipados con cascos, gafas de visión nocturna y chalecos antibalas- fuera de la sala de audiencias.
De 61 años de edad, Guzmán Loera asintió con la cabeza en varias ocasiones. Emma tenía lágrimas en los ojos, pero mandó un beso y le mostró el pulgar hacia arriba a su marido, en señal de optimismo, después de apoyarlo durante casi todo el juicio.
En total, “El Chapo” fue declarado culpable de los diez cargos incluidos en la acusación, entre los cuales figura el tráfico de narcóticos, utilización de arma de fuego para perpetrar crímenes relacionados con las drogas y participación en conspiración para lavar dinero.
Ante el veredicto del tribunal popular, el juez Brian M. Cogan citó al acusado para acudir a la Corte Federal el próximo 25 de junio a las 10:00 am (tiempo local, para escuchar la sentencia, misma que podría ser de cadena perpetua sin derecho a fianza.
Todo apunta a que después de la sentencia, la Oficina Nacional de Correccionales estadounidense sugerirá que el capo sea enviado al Centro Penitenciario y Administrativo de Máxima Seguridad en Florence, también conocido como ADX o Super Max, donde están recluidos otros narcotraficantes mexicanos, enemigos Guzmán, como Francisco Javier Arellano Félix, Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas Guillén, estos últimos ex líderes del Cártel del Golfo.
LAS IMPUTACIONES DE LA FISCALÍA
Durante el juicio, la fiscalía estadounidense comprobó que Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, era el principal cabecilla del Cártel de Sinaloa, organización narcotraficante que operaba desde México, responsable de la importación y distribución de “vastas” cantidades de cocaína, marihuana, metanfetamina y heroína a Estados Unidos.
La evidencia presentada durante el juicio, incluyó el testimonio de 14 testigos; decomisos de narcóticos que superan los 130 mil kilogramos de cocaína y heroína; decomisos de armas que incluyen AK-47 y lanzagranadas; archivos de contabilidad, mensajes de texto; videos, fotografías y grabaciones interceptadas.
Todas estas evidencias presentadas por la fiscalía detallan la actividad ilícita de Guzmán Loera y sus cómplices a lo largo de 25 años (de enero de 1989 a diciembre de 2014). Además, en repetidas ocasiones, “El Chapo” fue señalado por los testigos como uno de los cabecillas del cártel sinaloense.
La fiscalía neoyorquina comprobó que Guzmán supervisó el contrabando de decenas de miles de kilogramos de narcóticos desde Centro y Sudamérica, para su distribución al mayoreo en Arizona, Atlanta, Chicago, Los Ángeles, Miami, Nueva York y otras grandes urbes de la Unión Americana.
Asimismo, el gobierno de ese país pudo comprobar que los miles de millones de dólares generados ilícitamente a partir de la venta de drogas en territorio norteamericano fueron transportados de manera clandestina hacia México.
Guzmán Loera utilizó a sicarios para llevar a cabo cientos de actos de violencia en México, para así mantener el control del Cártel de Sinaloa en ciertos territorios y eliminar a aquellos que le representaban una amenaza.

De igual forma,  utilizó diversos métodos para transportar droga a EU, incluyendo submarinos, aviones de fibra de carbono, trenes con compartimientos secretos y túneles transnacionales. Múltiples testigos narraron durante el juicio incautaciones contra el Cártel de Sinaloa, que incluyeron cantidades masivas de cocaína, heroína y marihuana.
Por ejemplo, una de las mayores incautaciones de drogas dirigidas a territorio estadounidense involucró más de siete toneladas de cocaína escondida en latas de chiles jalapeños. El Jurado también escuchó grabaciones incriminatorias de la voz de Guzmán Loera en las que hablaba de narcotráfico, actos de corrupción, violencia, y de enviar metanfetaminas a Los Ángeles, Minneapolis, Ohio y Tucson.
El sinaloense hizo uso de una sofisticada red de comunicaciones encriptadas para operar su red global de narcotráfico. Como testificó Christian Rodríguez, ingeniero colombiano en tecnología de información, quien recibió un millón de dólares para comprar y establecer una red que permitió al acusado comunicarse vía internet con sus socios en Colombia, Ecuador, Canadá y Estados Unidos, sin temor a ser interceptado por las fuerzas de la Ley o sus rivales.

 El ahora testigo protegido desarrolló un sistema secreto e inviolable que consistía en teléfonos celulares y aplicaciones encriptadas.
“El éxito del Cartel de Sinaloa se basó en el uso de la violencia para mantener su poder en toda la región y más allá. Numerosos cómplices declararon que Guzmán Loera ordenó a sus sicarios que secuestraran, interrogaran, torturaran y dispararan a miembros de organizaciones rivales de drogas, a veces llevando a cabo actos de violencia por sí mismos”, refiere un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Isaías Valdez Ríos alias “Memín”, ex guardaespaldas y ex sicario de Guzmán Loera, declaró que éste golpeó a dos hombres con una rama de árbol hasta que sus cuerpos “quedaron completamente como muñecos de trapo”, antes de disparar contra las víctimas y ordenar que sus cuerpos fueran arrojados a una hoguera.
El mismo ex sicario declaró que “El Chapo” interrogó a un miembro del cártel rival, le disparó y ordenó que lo enterraran vivo. En una llamada interceptada, el Jurado le escuchó ordenar a uno de sus sicarios secuestrar a miembros de una organización rival, pero que no los matara sin antes consultar con él.
“El Cártel de Sinaloa tenía acceso ilimitado a las armas. Un testigo de la Ley mostró al Jurado más de 40 armas AK-47 que fueron incautadas en El Paso, Texas, antes de que pudieran ser entregadas a Guzmán Loera en México”, indica el mismo comunicado del gobierno estadounidense.
Además, los testigos identificaron fotografías de varias armas, incluidas granadas y un lanzagranadas utilizado por el Cártel de Sinaloa. El arsenal personal de Guzmán Loera incluía un arma AK-47 chapada en oro y tres pistolas calibre .38 con incrustaciones de diamantes, una adornada con sus iniciales JGL.
Las pruebas presentadas en el juicio demostraron que, para promover los intereses del Cártel de Sinaloa, tanto “El Chapo” como su organización aprovecharon una vasta red de funcionarios gubernamentales corruptos, que iban desde oficiales locales, guardias de prisiones, funcionarios estatales, miembros de alto rango de las fuerzas armadas y políticos.
Estos funcionarios corruptos ayudaron a cambio de millones de dólares en sobornos.

Por ejemplo, según los testimonios de varios testigos, en muchos casos, a Guzmán y sus colaboradores se les advirtió de operativos en curso, lo que permitió al capo sinaloense evitar su captura en múltiples ocasiones.
En otros casos, por medio de sus empleados, pagó a funcionarios mexicanos de todos los niveles para que “se hicieran de la vista gorda” en actividades de tráfico del líder del Cártel de Sinaloa para facilitar el envío de drogas, armas y dinero en efectivo.
La fiscalía neoyorquina argumentó que el “lucrativo” negocio de narcotráfico de Guzmán Loera generó miles de millones de dólares en ganancias ilícitas. Asimismo, que recurrió a varios métodos para lavar dinero, incluido el contrabando de efectivo de Estados Unidos a México.
“Una de las incautaciones más grandes fue de 1.26 millones de dólares en compartimentos ocultos en un camión conducido por el hermano de Guzmán Loera en Douglas, Arizona, en 1989”, afirma el comunicado del Departamento de Justicia estadounidense, difundido en México por difundió la Embajada de EU.
Además del contrabando de efectivo, “El Chapo” supervisó numerosas compañías fantasma, como una de jugos y otra de harina de pescado, para lavar las ganancias del Cártel de Sinaloa que él lideraba.
TRABAJO DE LA FISCALÍA Y DE LOS ABOGADOS DEL CAPO
“Hace unos minutos un Jurado de este distrito declaró culpable a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera de todos los cargos que se le imputaron a nivel federal”, expresó Richard P. Donoghue, fiscal del Distrito Este de Nueva York, instantes después de conocerse la resolución sobre el capo sinaloense.

“En algunos casos se decidió, determinó que Loera dirigió al Cártel de Sinaloa, el más peligroso del mundo, responsable de homicidios y de contrabando de drogas durante décadas que llegaron a la Unión Americana. Fue condenado a cadena perpetua sin derecho a fianza, de manera que ya no tendrá escapatoria. Llegó al final”, aseguró el fiscal neoyorquino.
“Esta declaratoria de culpabilidad es una victoria para el pueblo de la Unión Americana que ha sufrido tanto, mientras ‘El Chapo’ Guzmán se hacía millonario. También es un triunfo para el Gobierno de México, un país donde se han perdido tantas vidas por la guerra contra los drogas”, complementaría el fiscal del Distrito Este de Nueva York.


“Quiero felicitar a todas las familias que perdieron a un ser querido a causa del narcotráfico. Hay quienes dicen que la guerra contra las drogas no se debe librar, que es una lucha perdida. Se equivocan, el narcotráfico le cuesta mucho a la gente por la enfermedad de la drogadicción de este país. Esta guerra es un esfuerzo noble por salvar la salud de esta nación”, enfatizó Donoghue.
En un comunicado, la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia asentó que desempeñó “un papel integral en asegurar la extradición de Guzmán Loera a Estados Unidos, en cooperación con autoridades del Gobierno de México, sin el apoyo de las cuales su extradición y proceso judicial no hubieran sido posibles”.
Por su parte, Jeffrey Lichtman habló en representación de los abogados defensores de Guzmán Loera (entre ellos Eduardo Balarezo y William Púrpura), y adelantó que apelarán el veredicto del Jurado.
“Luchamos como el infierno. Luchamos como completos salvajes y lo dejamos todo en el campo de batalla”. El litigante agregó que nunca había tenido un caso con tal “avalancha” de evidencias y tantos testigos cooperantes. “Hicimos todo lo que pudimos (…) Simplemente no fue suficiente”.
Durante el juicio, el gobierno estadounidense presentó a 56 testigos y supuestas pruebas de la culpabilidad del capo sinaloense, incluidas llamadas telefónicas entre él y sus socios -que fueron interceptadas-, así como conversaciones grabadas a escondidas.
Además de testigos -ex socios, ex amantes, ex empleados, ex enemigos y ex funcionarios públicos-, el gobierno de Estados Unidos presentó durante tres meses videos, grabaciones de audio, mensajes de texto y de mensajería instantánea, además de testimonios de expertos e investigadores, como pruebas para incriminar al capo.

Contrario a la fiscalía estadounidense, el equipo de abogados de “El Chapo” sólo llamó a un testigo bajo juramento, quien incluso, no ayudó a la causa del narcotraficante. Los defensores afirmaron durante el juicio que su cliente fue víctima de una traición de Ismael “El Mayo” Zambada García, su ex socio, en colusión con funcionarios mexicanos corruptos y de una conspiración entre los gobiernos de Estados Unidos y México para encubrir corrupción.
Al presentar sus argumentos finales, Lichtman atacó la credibilidad de los testigos cooperantes del gobierno norteamericano, los cuales “han mentido toda su vida” -consideró-, al asegurar a los miembros del Jurado que fue lo que hicieron nuevamente cuando se sentaron frente a ellos durante los tres meses del juicio.
Además, expuso al Jurado que el gobierno de EU y la fiscalía esperaban que ellos olviden la “deshonestidad” de los testigos cooperantes -de los cuales 14 eran cooperantes del gobierno y 12 tienen acuerdos con miras a una reducción de su sentencia por narcotráfico, la que aguardan en prisiones de Norteamérica- al momento de decidir sobre los diez cargos contra Guzmán Loera.
Argumentó que la fiscal de origen argentino, Andrea Goldbarg, habló durante seis horas en la presentación de los argumentos finales del gobierno estadounidense, “pero no oyeron una palabra acerca de la credibilidad” de los testigos. “Presumen que (los declarantes) dijeron la verdad”, señaló Lichtman.
El litigante reiteró que “El Mayo”, identificado por testigos como ex socio de Guzmán Loera en el Cártel de Sinaloa, estuvo detrás del arresto y procesamiento de su cliente, pero nunca ha sido arrestado, “y a ustedes les toca averiguar por qué”.
Lichtman también hizo la presentación inicial de argumentos del juicio en noviembre de 2018, generando gran polémica al declarar que el entonces Presidente mexicano Enrique Peña Nieto y su antecesor, Felipe Calderón Hinojosa, habían sido sobornados por el Cártel de Sinaloa.


Pese a que este tema le fue prohibido por el juez Cogan para decir en sus argumentos finales, Lichtman los abordó, diciendo que no fue “El Chapo”, sino “El Mayo”, quien supuestamente sobornó a los ex mandatarios mexicanos.
Los testigos más relevantes en el juicio fueron: Jesús Zambada García “El Rey”, hermano de “El Mayo”, quien fungió como sublíder del Cártel de Sinaloa desde 1987 hasta su arresto, en 2008.
Miguel Ángel Martínez Martínez “El Tololoche” y/o “El Gordo”, supuesto piloto de “El Chapo” durante doce años -entre 1986 y 1998-, a cargo de contactar a los cárteles colombianos que le suministraban la droga, recibir los cargamentos y enviarlos a EU.
Juan Carlos Ramírez Abadía “Chupeta”, capo colombiano y uno de los ex líderes del Cártel del Norte del Valle, quien suministró droga al Cártel de Sinaloa entre 1990 y 1996.

Germán “Barbas” Rosero, abogado colombiano, quien dijo que “bajar” dólares en efectivo, producto de la venta de drogas desde México a Colombia, es otro de los “negocios multimillonarios” de las organizaciones del narcotráfico.
Tirso Martínez Sánchez “El Futbolista”, “El Mecánico” y/o “El Ingeniero”, quien fungía como distribuidor de drogas de los cárteles de Sinaloa y de Juárez en la Unión Americana.
Otros de los testigos más relevantes fueron los hermanos Cifuentes Villa. Jorge Milton, un notorio mafioso colombiano que aseguró haber vivido y trabajado con Guzmán Loera en las montañas de Sinaloa entre 2007 y 2009, y que entregó 100 millones de dólares a Enrique Peña Nieto durante los últimos meses de 2012, a través de un contacto identificado como “La Comadre María”.
Además de su hermano Alexander, quien reveló que el Cártel de los Beltrán Leyva pagó al entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa para intentar acabar con el Cártel de Sinaloa, y confirmó que “El Chapo” daba hasta 10 millones de dólares en sobornos a militares para que lanzaran ofensivas contra el grupo rival.
También fue testigo Pedro Flores, considerado por las autoridades federales estadounidenses como el narcotraficante más importante de Chicago, Illinois, y quien junto con su hermano Margarito, se convirtió en el principal distribuidor de cocaína para el Cártel de Sinaloa en dicha ciudad estadounidense.
Otro testimonio fue el de Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo” y “compadre” de Guzmán Loera. Y el de Lucero Guadalupe Sánchez López, ex diputada local sinaloense, quien contó sobre las cartas de amor que Joaquín Archivaldo hacía para ella, en las cuales también le daba instrucciones para comprar y vender drogas.
Finalmente, Dámaso López Núñez “El Licenciado”, quien aseguró que los hijos de “El Chapo” asesinaron al periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas porque éste insistió en publicar una entrevista con él, en la cual criticaba abiertamente a “Los Chapitos”.

Autor(a)

Carlos Álvarez Acevedo
Carlos Álvarez Acevedohttps://www.carlosalvarezacevedo.com
Corresponsal del semanario ZETA de Tijuana y del periódico Noroeste de Sinaloa, desde febrero de 2016. Durante varios años fungí como editor de opinión y jefe de redacción del diario digital SinEmbargo.
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