El Río Tijuana ha sido foco internacional de riesgo por contaminación y deterioro medioambiental, motivo de demandas y denuncias internacionales. El Río Tijuana lleva ya algunas décadas convertido en cloaca de aguas residuales, y documentado está por el equipo que me apoya en la regiduría, que la tercera etapa se ha convertido en sumidero clandestino de residuos sólidos, metales pesados y químicos tóxicos de la ciudad, e incluso asentamiento de comunidades marginales con menor poder adquisitivo.
Sin embargo, con Francisco Vega como encargado del inconstitucional monopolio estatal del agua, perdimos 6 años valiosos con políticas del agua enfocadas en la desalación que le dieron al traste al trabajo de tratamiento de la Cespt en los tiempos de su antecesor Osuna Millán. Ya que es evidente que la línea morada y el agua tratada reducen el costo para los usuarios pero también los ingresos para la paraestatal, por eso el interés de desalar porque además de su conocida utilidad con los esquemas fraudulentos de las asociaciones público privadas, van aparejados crecimientos sostenidos en las tarifas que nos cobrarían a los usuarios en el futuro inmediato.
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Gracias a esta inacción en el adecuado tratamiento de “Kiko & Company”, hoy estamos ante la posibilidad de que el Gobierno de Donald Trump invierta cantidades millonarias de dinero para desviar el cauce del río para que su desembocadura no llegue al estuario que está del lado norteamericano y desviar toda la contaminación hacia nuestro territorio. Esto además de provocar un conflicto diplomático-medioambiental entre nuestros dos países, traería aún mayores efectos secundarios para nuestra lastimada población que sigue padeciendo condiciones insalubres y afectaciones respiratorias producto del caos que significa el corrupto andamiaje de disposición de residuos en esta contaminada frontera. Es tan cierto, lo que les digo, que el Banco de América del Norte para el Desarrollo, ya está considerando financiar este estudio del desvío del cauce.
Debemos entender el potencial del río Tijuana como eje esencial de desarrollo sostenible de nuestra comunidad binacional; desde su identidad, su conexión al territorio y su papel principal para el proyecto de los ciudadanos hacia la armonía con su entorno. Por ello, junto con los municipios costeros vecinos de Rosarito, Playas de Imperial, San Diego y Tijuana hemos decidido conformar un equipo binacional que aborde estos temas con autoridades federales y locales para cambiar el enfoque con el que el tema es atacado.
El llamado a la acción lo encabeza la regidora activista de Playas de Imperial, Paloma Aguirre y estamos buscando reunirnos con las nuevas autoridades de SEMARNAT y Conagua para el mes de marzo para redefinir rumbo y visión del manejo no sólo de la infraestructura del canal, sino de lo que ahí se vierte.
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El camino de la amistad y la cooperación internacional entre nuestras costas binacionales es el único camino que nos va a permitir transformar un problema en una oportunidad de ser realmente una comunidad.
Manuel Rodríguez Monárrez
Regidor de Tijuana por Morena
Correo: rodriguezmonarrez@yahoo.com
