En días recientes, la Junta de Gobierno del Banco de México advirtió que la situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex), al ser la petrolera más endeudada del mundo, podría tener efectos muy adversos en la economía del país.
De hecho en las minutas de la reunión del 7 de febrero, el Banco Central anotó: “(La mayoría) Mencionó dentro de estos riesgos la fragilidad financiera y el futuro de Pemex y, en particular, el riesgo de un deterioro adicional en su calificación crediticia, ya que ello podría impactar el costo financiero del Gobierno Federal y, en general, a las condiciones de acceso a financiamiento externo del país”.
La reunión de Banxico se realizó días antes que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunciara un cuestionado plan que destinará 107 millones de pesos en apoyo a Pemex, paraestatal que, según analistas, lo que más requiere es corregir su administración, de lo contrario cualquier intento de rescate estará condenado al fracaso.
Claro está que de nada ayuda la reducción de la calificadora Fitch, que dejó a la petrolera al borde de perder su grado de inversión. A su vez, JP Morgan, Citi y BBVA reprobaron las medidas del Gobierno Federal a favor de la agónica paraestatal, considerándolas “insuficientes y decepcionantes”.
En noviembre de 2018, Banxico redujo su previsión de crecimiento económico de México a entre 1.7 y 2.7 por ciento para 2019.