En “Kandinsky. Pequeños mundos”, se exhiben más de 50 obras del célebre artista ruso en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Se trata de “la primera exposición individual en México de uno de los máximos exponentes del abstraccionismo”, advirtió la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes durante la administración 2012-2018
Cientos de visitantes, entre familias, parejas y turistas extranjeros, que al final del día eran miles, protagonizaban una extensa fila alrededor del Palacio de Bellas Artes el domingo 30 de diciembre de 2018 para entrar a ver la exposición “Kandinsky. Pequeños mundos”.
No era para menos, pues después de exhibir obra de Pablo Picasso y Diego Rivera, se trata de una de las exposiciones más importantes montadas en 2018 en el Museo del Palacio de Bellas Artes; en el caso de la obra del artista ruso, se expone hasta el domingo 27 de enero de 2019.
“El Museo del Palacio de Bellas Artes presenta a través de más de 50 obras, una de las carreras artísticas más prolíficas y polifacéticas del Siglo XX que pretende mostrar en una visión panorámica de su obra, el camino hacia la abstracción en el que el artista abandona la tradición pictórica de representación de la época, para dar paso a favorecer la ‘necesidad interior’ y ser uno de los pioneros más importantes del arte abstracto”, detalló el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
En todo caso, se está ante “la primera exposición individual en México de uno de los máximos exponentes del abstraccionismo”, advirtió la Secretaría de Cultura a través del INBA de la administración 2012-2018.
“‘Kandinsky. Pequeños mundos’ explora la evolución de uno de los artistas más emblemáticos del Siglo XX a quien eventualmente le sería adjudicado el mote de ‘padre de la abstracción’ y descubre sus controversiales planteamientos plásticos que hoy siguen generando debates sobre la naturaleza del arte’”, complementa la ficha curatorial a cargo de Miguel Fernández Félix y Xavier de la Riva, y la asesoría académica de Natalia Avtonomova, experta en la vida y obra de Kandinsky.
UN RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL ARTE
Organizados por los guías del Palacio en grupos de veinte personas, entrar al Museo de Bellas Artes para apreciar la obra de Wassily Vasilyevich Kandinsky (1866-1944) es también como un viaje por la historia del arte, sobre todo de finales del Siglo XIX y principios del XX.
El guion museográfico está dividido en cinco ejes temáticos para una mejor apreciación de la obra del artista ruso: “Raíces rusas”, “La inundación del color”, “Sinfonías de Moscú”, “Abstracción geométrica” y “Microcosmos”.
De manera tal que el recorrido incluye por supuesto más de 50 obras icónicas de Kandinsky, entre éstas “Odessa Port/El Puerto de Odessa” (finales de la década de 1890), “München. Schwabing” (1901), “La canción” (1903), “Improvisation 7” (1910), “Lake/Lago o un viaje en barca” (1910), “Moscú y Plaza Roja” (1916), “Estructura de ángulos” (1930) y “Around the Circle” (1940).
Mientras transcurre el viaje por la obra de Kandinsky no puede faltar una línea de tiempo que ubica al visitante en el contexto histórico, la evolución de la abstracción, discurso y vida del célebre pintor ruso; además, el espectador puede escuchar algunas de las sinfonías de sus contemporáneos, sobre todo de Wilhelm Richard Wagner (Alemania, 1813-1883), Sergey Vasilyevich Rachmaninoff, (Rusia, 1873-1943) y Arnold Franz Walter Schöenberg (Austria, 1874-1951), que acompañan a las obras del célebre Kandinsky.
Por si fuera poco, además de la música de Wagner, Rachmaninoff y Schöenberg y la pintura de Kandinsky, también es posible leer en las paredes del Museo de Bellas Artes algunas frases del pensamiento del pintor ruso, mismas que complementan la experiencia artística del espectador: “La fuente de mi pintura abstracta se debe buscar en los pintores de íconos rusos del Siglo X al XIV y en el arte popular que vi por primera vez durante mi viaje por el norte de Rusia”, se lee un extracto de una carta de Kandinsky a André Dezarrois.
De igual forma, el visitante puede leer algunas síntesis de Kandinsky en torno a la pintura y la música: “La composición simple está subordinada a una forma simple dominante: calificamos a ésta composición melódica”.
No puede faltar una sección titulada “Antinomia (oposición) de colores”, donde el artista ruso comparte su teoría del color:
“Los seis colores aparejados (amarillo-azul, blanco-negro, verde-rojo, naranja-violeta) conforman las grandes antinomias que se organizan en un círculo, como una serpiente que se muerde la cola -símbolo del infinito y la eternidad-, y abren las dos grandes posibilidades que, por las vibraciones que despiertan, se relacionan con determinados estados anímicos”, escribió el artista en “De lo espiritual en el arte”.
CUANDO KANDINSKY CAMBIÓ LAS LEYES POR EL ARTE
Al recorrer la exhibición “Kandinsky. Pequeños mundos” en el Museo de Bellas Artes también es posible leer algunos textos curatoriales tanto de Miguel Fernández Félix y Xavier de la Riva, así como de la asesoría académica de Natalia Avtonomova.
Wassily Vasilyevich Kandinsky nació en diciembre de 1866 en Moscú. En la sección “Raíces rusas”, se advierte:
“La formación artística de Wassily Kandinsky no fue tradicional. Aunque su primer contacto con las artes data de su temprana infancia -periodo en el que recibió clases de chelo, piano y dibujo-, no fue sino hasta 1895, a sus casi treinta años, cuando decidió abandonar lo que parecía una prometedora carrera en Derecho, para dedicarse de lleno al arte.
“Con todo, durante sus años como estudiante de leyes, habría de realizar uno de los viajes más importantes para su formación artística a la remota provincia de Vológda. En 1889, con el objetivo de documentar las culturas ‘primitivas’ de la región, un joven Kandinsky habría de descubrir en la cultura Komi-Ziriana un mundo de fuertes tradiciones espirituales con vibrantes colores como telón de fondo, no sólo provenientes de sus paisajes naturales, sino empleados en sus objetos y ambientes más cotidianos: casa, mobiliario, vestido.
“En su diario dejó registrado su asombro: ‘(era) como si realmente hubiera cruzado un umbral y entrado en una pintura en la que podía moverse y caminar’. Dicha experiencia habría de marcar su obra en al menos dos sentidos: el uso de una paleta mucho más viva que la empleada hasta entonces por la tradición occidental, y una búsqueda constante por preservar el imaginario popular ruso. El apego de Kandinsky por el arte tradicional ruso no sólo convertiría a la iconografía medieval en un motivo recurrente dentro de su obra, sino que sería la base simbólica de su abstracción”, se lee en las centenarias paredes del Museo del Palacio de Bellas Artes.
DE LA INUNDACIÓN DEL COLOR A LA ABSTRACCIÓN GEOMÉTRICA Y EL MICROCOSMOS
En los textos museográficos de “Kandinsky. Pequeños mundos” se señala también sobre la colorida paleta del artista ruso previo a 1910, es decir, antes de los 45 años de edad o sus primeros 15 años como pintor, aproximadamente.
“En 1896, Kandinsky llegó a Múnich con la intención de formarse profesionalmente como artista, pues en aquella época la ciudad bávara era una de las principales capitales artísticas de Europa. Fue aceptado en los reconocidos talleres de Anton Ažbe y Franz von Stuck, pero decidió abandonar rápidamente su instrucción oficial, ya que la rigidez académica cuestionaba sus impulsos artísticos en tanto que criticaba y constantemente la elección ‘exuberante’ de su paleta de colores.
“Con el propósito de ampliar sus horizontes cromáticos y poder desarrollar sus concepciones musicales del color, Kandinsky se apegó a un estilo de vida predominantemente nómada. Sus constantes viajes no sólo fueron una fuente de inspiración para la producción pictórica de los paisajes naturales, sino que también le permitieron acercarse y asimilar las últimas tendencias pláticas de los más importantes centros artísticos de Europa.
“En 1909, un Kandinsky más maduro decidió instalarse en Murnau (Alemania), un pequeño pueblo a 30 km de la ciudad. Este periodo fue clave dentro de la carrera del pintor pues todos esos viajes extenuantes desembocaron en una vasta producción artística. La saturación de colores en grandes zonas pictóricas provocó que los motivos figurativos desaparecieran en sus composiciones, y un expresivo estilo abstracto comenzó a florecer”, se registra en la ficha curatorial.
En alguna otra parte del Museo de Bellas Artes, exactamente en el segmento “Abstracción geométrica”, se destaca el paso de Kandinsky por la escuela Bauhaus:
“A inicios de la década de los veinte, Kandinsky recibió una invitación para trabajar en la Bauhaus, escuela alemana fundada en 1919. Con la autorización del gobierno ruso, se trasladó a la escuela para impartir un curso introductorio, un taller de pintura mural y dos cursos teóricos avanzados: Dibujo analítico y Análisis del color. Durante este periodo escribió una serie de artículos teóricos y didácticos como fundamento del arte abstracto. Uno de ellos, ‘Punto y línea sobre el plano’, publicado en 1926, se convirtió en la base para sus labores artísticas, científicas y pedagógicas.
“El trabajo de Kandinsky en este periodo dio continuidad a los postulados de la teosofía y a partir de ello recurrió al tema del espacio exterior como el orden absoluto del universo; creó una abstracción geométrica basada en un nuevo lenguaje pictórico predominantemente formal. Además, realizó la yuxtaposición de figuras como trapecios, triángulos, tableros de ajedrez de muchos colores y círculos que provocaron el desarrollo del tema de la tensión y la armonía pictórica en sus composiciones, las cuales se distinguen por su equilibrio calibrado o la ‘frialdad’ armoniosa como afirmó el propio artista”.
De esta época, entre 1920 hasta antes 1940 destacan en la exposición obras como “Estructura de ángulos” (1930) y “Around the Circle” (1940), por citar algunas piezas que desfilan por Bellas Artes.
Finalmente, en la sección “Microcosmos” se subraya: “La Bauhaus se vio obligada a cerrar sus puertas en 1933 a causa de las presiones políticas originadas por el ascenso del Partido Nacional Socialista en Alemania. Kandinsky se encontró en una situación adversa una vez más, pues representaba muchas cualidades que no eran aceptadas por el gobierno nazi, era de origen ruso, pintor abstracto y profesor de la Bauhaus, por lo que decidió exiliarse en París.
“Desde los años veinte Kandinsky comenzó a interesarse por el repertorio de formas microscópicas de libros especializados en biología y embriología. Los diagramas científicos de amibas, embriones y otras formas primitivas comenzaron a influenciar el estilo pictórico del artista.
“La obra de este periodo se distingue por una simplicidad lineal y complejidad de formas imaginarias. Kandinsky se alejó de las construcciones geométricas rígidas de la época de la Bauhaus y comenzó un nuevo momento llamado ‘sintético’, en el que reinaron composiciones orgánicas. El tema del microcosmos se volvió determinante. En sus pinturas predominaron figuras biomorfas en espacios flotantes, como si fueran células que evocan el inicio de una nueva vida”, concluye la ficha curatorial.
Kandinsky murió el 13 de diciembre de 1944 a la edad de 78 años, en Neuville-sur-Seine, Francia.
LAS GESTIONES PARA UNA INDIVIDUAL DE KANDINSKY EN MÉXICO
Inaugurada el 30 de octubre de 2018, la individual de Kandinsky es una de las exposiciones estelares no sólo de 2018, sino del sexenio 2012-2018, sobre todo en la administración de María Cristina García Cepeda al frente de la Secretaría de Cultura.
Cabe subrayar que las más de 50 obras de Kandinsky ha sido posible reunirlas en una sola individual debido a la colaboración del Museo de Bellas Artes en la gestión 2012-2018 con instituciones internacionales como The State Tretyakov Gallery, The Pushkin State Museum of Fine Arts, Centre Georges Pompidou de París, The Solomon R. Guggenheim, Metropolitan Museum of Art de Nueva York y Los Angeles County Museum of Art, entre otras colecciones alrededor del mundo.
“Kandinsky. Pequeños mundos” se exhibirá hasta el domingo 27 de enero de 2019, de martes a domingo, en horario de 10:00 am a 6:00 pm con diversos costos de entrada; los domingos el acceso es libre.
Finalmente, después de exhibir en el sexenio 2012-2018 obra de Picasso, Toulouse-Lautrec, Da Vinci, Diego Rivera, entre otros artistas de la historia del arte, el gobierno de la Cuarta Transformación deberá -a través de la Secretaría de Cultura que encabeza Alejandra Frausto- por lo menos mantener el nivel de exposiciones en el recinto más importante del país.