Con las actuaciones protagónicas de Joaquín Cosío, Tobin Bell y José Sefami, a partir de hoy viernes 11 de enero está disponible en salas “Belzebuth”, película de terror dirigida por Emilio Portes, cuya trama sigue casos de posesión demoniaca en la frontera México-Estados Unidos, que oficialmente son investigados como homicidios, aunque se relacionan con una antigua presencia antinatural de nombre Belzebuth.
“Es una película de terror que hicimos en Mexicali, la protagoniza Joaquín Cosío. Él y yo somos compañeros detectives, o al principio eso es lo que parece la película, una película de detectives, después uno se va dando cuenta de que en realidad es terror. Fue muy interesante trabajar el género porque invocas a los demonios de manera brutal, hay escenas muy fuertes de entrada, pero uno que está dentro sabe que es cine y ficción, aunque esperamos que el impacto al espectador sea tremendo”, declaró a ZETA José Sefami, intérprete de “Demetrio” en la cinta que lo une nuevamente a Portes.
“He trabajado gran cantidad de películas con él porque lo conozco desde que era estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica. Hicimos juntos su ópera prima ‘Conozca la Cabeza de Juan Pérez’, por la que me dieron un Ariel, también trabajamos en la que le siguió, ‘Pastorela’, y luego le encargaron una que fue ‘El Crimen del Cácaro Gumaro’. Básicamente con ‘Belzebuth’ puedo decir que he estado en todas sus películas”, describió el actor.
Cuestionándole cómo es la dinámica de trabajo entre ambos, luego de tantos años de colaboración, dijo: “Nos conocemos muy bien: yo lo conozco perfectamente como director y él a mí como actor, así que nos entendemos muchísimo. Es un gran cineasta con muchas influencias del nuevo cine y de los grandes blockbusters, le gusta mucho el terror. ‘Pastorela’ fue una farsa que ya tenía cierta cosa de terror, pero ‘Belzebuth’ es terror en serio”.
“Belzebuth” contó con un equipo de producción de cinco miembros liderados por Rodrigo Herranz (“No Quiero Dormir Sola”), quien en la presentación del proyecto a la prensa, aseguró que para el momento final del rodaje, que se realizó en 2015, ésta ya era de un nivel mayúsculo al triplicar sus planos como un monstruo que les complicó la filmación, pero terminó por enriquecer la trama escrita por Emilio Portes y Luis Carlos Fuentes. Mientras que la parte de efectos especiales se apoyó de siete estudios mexicanos, entre medianos y chicos, que trabajaron por especialidad y el financiamiento fue a partes iguales entre el Estado y recursos privados.
