Pedro Flores, considerado por las autoridades federales estadounidenses como el narcotraficante más importante de la ciudad de Chicago, Illinois, junto con su hermano Margarito, declaró este martes como testigo en el juicio que se lleva a cabo contra el capo sinaloense Joaquín Archivaldo “El Chapo” Guzmán Loera en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Flores, ciudadano estadounidense que recibió una condena de 14 años de prisión tras declararse culpable de cargos relacionados con el tráfico de drogas, se convirtió en la década del 2000 en el más importante distribuidor de cocaína para el Cártel de Sinaloa en Chicago.
El testigo describió que comenzó en el negocio del tráfico de drogas desde los siete u ocho años de edad, cuando ayudaba a su padre a descargar cargamentos de drogas en Chicago. En su carrera, Flores y su hermano distribuyeron 60 toneladas de cocaína y otras drogas.
El negocio se multiplicó una vez que los hermanos entraron en contacto con Guzmán Loera y con Ismael Zambada García, alias el Mayo. Flores contó algunos episodios de su encuentro con el Chapo, como una vez que el acusado mandó ejecutar a una persona por un error del testigo, quien pensó que una nota de prensa era falsa.
El testigo, de 37 años de edad, también narró que una vez, cuando llegó al rancho de Guzmán Loera, vio a un hombre encadenado a un árbol, y el lugar era vigilado por unos 40 hombres armados.
Según una nota del diario El Universal, de abril de 2016, los hermanos gemelos Pedro y Margarito Flores, ayudaron al Gobierno de los Estados Unidos para la detención de 54 integrantes del Cártel de Sinaloa, incluida la de su líder, Guzmán Loera, y también a cabecillas de Los Beltrán Leyva.
Los Flores, quienes según autoridades de EE.UU. son los responsables de introducir al Cártel de Sinaloa en Chicago, y amasaron con ello una fortuna de mil millones de dólares, pactaron con la Administración Anti drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) entregar evidencia contra sus ex aliados, revelan documentos que publicó el rotativo.
Sus testimonios judiciales, que también fueron entregados a las autoridades mexicanas, incluyeron 70 conversaciones telefónicas entre ellos y “El Chapo”, o con Ismael “El Mayo” Zambada, así como con otros líderes criminales mexicanos.
Estos gemelos no solo ayudaron a “El Chapo” para entrar en Chicago y crear la llamada “pequeña Sinaloa”, sino también a otras ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Washington, Columbus, Filadelfia, entre otras, lo que hizo que el narcotraficante sinaloense se convirtiera en el enemigo número uno de EE.UU.
“Los hermanos Flores fueron capaces de lograr este resultado que de otra manera hubiera sido imposible: son las conversaciones grabadas que sostuvieron con El Chapo Guzmán”, dice un documento de la Fiscalía Federal del Distrito Norte de Illinois, difundido por el rotativo de circulación nacional en una investigación especial.
Los hermanos Flores ya conocían el negocio del narcotráfico conforme fueron creciendo, debido a que su padre Margarito, migrante mexicano, era narcomenudista en Chicago desde 1980, para el Cártel de Sinaloa y de los Beltrán Leyva.
Fue así como los gemelos pudieron contactar al Cártel de Sinaloa y lograr expandir el negocio, pidiendo un crédito por grandes cargamentos de heroína y cocaína, los cuales pudieron vender en Chicago sin problema, indicó El Universal.
De ahí, el ascenso de los hermanos en Chicago y otras ciudades del noreste estadounidense, les generó ganancias por más de mil millones de dólares entre 2005 y 2008. En siete años, los gemelos colocaron 60 mil kilos de cocaína sinaloense en los EE.UU.
En 2008 los gemelos Flores fueron detenidos en Estados Unidos, en donde recibieron condenas de encarcelamiento de por vida. Sin embargo, seis meses después, se convirtieron en agentes encubiertos.
De esta forma, quienes ayudaron al Chapo para internarse en el noreste de Estados Unidos, se convirtieron en sus más grandes enemigos, al revelar varios audios de los lideres del Cártel de Sinaloa, así como de los Beltrán Leyva.
Finalmente, el 27 de junio de 2015, el juez Rubén Castillo en Chicago los sentenció a solo 14 años de prisión, a pesar de calificarlos como “los traficantes de droga más importantes desde la fundación” de aquella ciudad.
En ese entonces, de acuerdo con el medio mexicano, el juez Castillo recordó a los gemelos que vivirían siempre con miedo a ser asesinados, tanto ellos como sus familias.
En 2009 los hermanos gemelos comenzaron a pagar por su traición al enterarse que su padre había sido secuestrado. “Se callan o les enviamos su cabeza”, decía en el parabrisas del automóvil de su padre desaparecido.
Y es que de acuerdo con las autoridades locales, citadas por El Universal, el Cártel de Sinaloa tiene más de 100 mil pandilleros a su servicio tan sólo en Chicago.