Barack Obama, ese negro mastín del imperialismo yankee (tan admirado por el partido Morena), deportó, durante su mandato, más de tres millones de inmigrantes mexicanos “superfluos”. No dudaríamos en pensar que el nazifascista Trump lo supere al terminar su período.
Un ejemplo más: hace alrededor de dos años llegaron a México centenares de migrantes haitianos, con el fin de cruzar a Estados Unidos. La gran mayoría no lo logró.
El hipócrita gobierno estadounidense hizo la faramalla de “procesar” su solicitud de asilo y la casi totalidad fueron “reprobados”, es decir, su solicitud de asilo fue rechazada. Acto seguido la migra yankee los encarceló, uno por uno, y posteriormente fueron deportados.
Fue una trampa que les tendió el imperialismo. Los que lograron quedarse en Baja California fueron los que se opusieron a ser “procesados” al darse cuenta que la gran mayoría estaban siendo “reprobados” y deportados a Haití.
¿Y los pocos haitianos que lograron quedarse en México, dónde están? Allí están siendo bárbaramente esquilmados, percibiendo salarios mucho más bajos que los salarios de hambre que perciben los obreros mexicanos, siendo explotados durante largas y extenuantes horas. “Viviendo” en decrépitos tugurios, carentes de salubridad y atención médica. Además, hostigados y extorsionados constantemente por los perros policíacos.
En el mundo capitalista las masas proletarias migrantes pasan del sartén al fuego.
En Estados Unidos los “indocumentados” mexicanos, principalmente, en repetidas crisis han sido utilizados como “chivos expiatorios”, esto es, a ellos se les ha culpado de todo mal social. Se les acusa de ser los responsables del desempleo, de los bajos salarios, de las epidemias y del crimen. Los obreros atrasados y enajenados, blancos norteamericanos, alejados de la política proletaria socialista, se han tragado esta patraña y los ven con recelo, con odio y con ganas de matar.
Todos esos escupitajos venenosos que hoy Trump arroja sobre los proletarios centroamericanos, las masas mexicanas, “indocumentados” o no, las han experimentado y los han sufrido en carne propia. Por décadas.
Veamos un ejemplo: Cierta vez, Harold Hezel, jefe de la migra en California expresó públicamente: “Quien mire a un “indocumentado” (mexicano) lo debe de atrapar, pelar y freírlo en un sartén”. La masa de gringos reaccionarios y chovinistas festejó el escarnio expresado por ese diabólico agente de lamigra. Como podemos ver el nazifascista Trump, no es ni original en su verbo hitleriano, ni el primero que de manera despótica, soez y sin ambages, arremete contra el obrero pobre.
Antes cuando el imperialismo, es decir, la migra norteamericana, reprimía y asesinaba a mexicanos (“indocumentados” y no) la escoria mexicana pro-yankee se quedaba algo quieta y no se mostraba, tan abiertamente, a favor de sus amos, ni se expresaba airada ni con tanta virulencia contra los proletarios agredidos o asesinados. Temía quitarse la máscara y ganarse el odio del pueblo. Alfilereaba a las masas con “guante blanco”, tal y como hoy lo hacen los hipócritas del partido Morena del “amoroso”, López Obrador, y sus secuaces, simulan compasión pero que en realidad fungen como despreciables mastines del gorila norteamericano que hostiga, acosa y asesina a las masas pobres centroamericanas.
Hoy somos testigos cómo todos los insultos, y toda la barbarie desatada por Trump contra la caravana migrante es festejado, abiertamente, por esa escoria de vendepatrias de la clase rica de nuestro país.
Atentamente,
Javier Antuna
Correo: gloriaproletaria@gmail.com
Tijuana, B.C.