El primer domingo de diciembre da inicio el adviento del año litúrgico de 2018. Es el momento de la reflexión, la meditación, el caminar por sendero correcto e intentar ser mejores. Llegó la fecha de ir al templo y acudir a la celebración de noche buena, o misa de gallo. La navidad es el momento de reencuentro, del perdón si le damos cabida para no traer el corazón y espíritu con resentimiento o rencor.
La navidad es diferente cada año, a veces alguien que abrazaste fuerte, con amor y cariño ya no está, sólo está el recuerdo. La navidad, el nacimiento del unigénito y creador del universo, el Dios de carne y espíritu aún vive. Por ello la celebración en su nombre: Navidad, el momento de las miradas de paz, encuentro, alegría y sensación que sólo la sentimos tal día y tal fecha, no hay otra igual.
Navidad para todo mundo, ricos y pobres, navidad, esperada navidad para estrenar una abrazo. Navidad, dichosos y afortunados que tenemos aún escasa paz, y en un momento vertiginoso la celebramos a pesar de los pesares de la vida y del diario vivir, malo que nos arrebata lo bueno y se estanca en lo malo.
Navidad, tiempo de reparación y mejorar el comportamiento humano; adviento, camino hacia la navidad, mes de los pastorcillos camino a Belén, de los peregrinos, pastorcillos de Judea, el arribo del mesías prometido. El nacimiento de Jesús, María y José se hace presente esta navidad. Focos, piñatas, luces, arbolitos, palpitan en toda esta nación católica.
Navidad, tan lejos y por fin llegó. Navidad, tiempo de asueto, tiempo de oración y rezo, tiempo de tomar la biblia y leer el nuevo testamento. Navidad no es un día ordinario, es la fiesta del pueblo, de la bienvenida de Jesucristo. Navidad es Tierra Santa; Jerusalén, Judea, cantos de adviento, Israel, Emmanuel ha llegado; tiempo celestial.
Por eso, feliz navidad a todos y que sea irrepetible, en paz y armonía, siempre. Amén.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.