“Del otro lado también matan a nuestros hijos”, es el mensaje que se lee en letras rojas gigantes en el mural que realizó el activista venezolano Manuel Oliver en el muro fronterizo entre Tijuana y San Diego, para denunciar la falta del control de armas que existe en Estados Unidos.
Una problemática que “ha provocado demasiadas muertes” de jóvenes estudiantes, como fue el caso de su hijo Joaquín Oliver, quien fue asesinado de cuatro balazos en un tiroteo escolar el 14 de febrero pasado en Parkland, Florida.
Situación que propició que Manuel y su familia se dedicaran al activismo a través del arte “es una herramienta de comunicación muy efectiva, que en lugar de convencer impacta, y el impacto es una manera rápida para convencer”, dijo.
Sobre la problemática, mencionó que Estados Unidos “necesita que las otras naciones lo señalen como un país que no ha podido controlar el problema que se vive a diario sobre la violencia con las armas, las cuales son fabricadas en ese mismo país”.
Sobre todo porque el control de armas en el país vecino es una lucha que ellos tienen como cultura, “es como una bandera para ellos, se sienten más poderosos cuando tienen un arma encima”, y lo que pretende con sus murales es que la gente sepa que los Estados Unidos “no te libran de la tragedia que uno cree que puede ser la última una vez que pasa el muro”.
El activista resaltó que el salió con su familia de una de las ciudades más violentas del mundo, Caracas, y se fueron buscando un futuro libre de preocupaciones en cuanto a seguridad, “pensamos que el país vecino nos iba a prometer tener esa tranquilidad, pero no fue así”.
“Buscamos las mejores escuelas, una ciudad que nos exiliara, pero no contábamos con un sistema que se apega a que cualquier ciudadano puede conseguir un arma… creo que el presidente podría darle una solución, pero no quiere, está comprometido con el tema de las armas y eso lo hace ser una persona que no goza de mi aprecio y respeto”, dijo.
Finalmente, compartió que cualquier acto de rebeldía como este “cuenta mucho, porque si la norma no nos gusta y quebranta nuestros principios, que es el caso porque a mi hijo lo asesinaron, yo tengo que levantar mi voz… Cada que un hispano levanta la voz ayuda a que otros hispanos se den cuenta que pueden alzar su voz y asocian la causa”.