En Mexicali, dos infantes -ella de 4 años y él de 10-, sin relación entre sí, fueron asesinados. En los hechos el denominador común fue la adicción a las drogas. En el caso de la niña Vanessa, su madre adicta se separó de su padre, quien llevó a la menor con una nueva pareja, la cual le quitaría la vida. En cuanto a Nachito, fue asesinado por un vecino, consumidor de estupefacientes
Pese a la corta edad que tenían, Vanessa Tanaili Galindo Gutiérrez e Ignacio Rafael Rodríguez Ambriz “Nachito” –de 4 y 10 años, respectivamente- ya habían vivido los estragos que ocasiona el consumo de drogas.
La madre biológica de Vanessa es adicta al “cristal”, por eso sus padres se separaron; mientras que “Nachito” fue acuchillado hasta la muerte por su vecino y compañero de trabajo, quien se encontraba bajo los influjos de la misma droga.
Ambos asesinatos ocurrieron en la Zona Oriente de Mexicali, específicamente en el conjunto de demarcaciones apodada “Los Pueblas”, considerada de especial atención por parte de las autoridades por el alto consumo de enervantes y de delincuencia común.
Las historias de “Nachito” y Vanessa causaron gran conmoción en la sociedad, pero más allá del lamentable fallecimiento, son crímenes que pudieron evitarse.
PADRE DE VANESSA SOLAPABA MALTRATOS HACIA ELLA
Dos semanas antes de ser asesinada a golpes presuntamente por su madrastra, un vecino de nombre Eladio López Dueñas, dijo que intervino para evitar que la mujer de nombre Cinthia Nayeli continuara golpeando a la pequeña, pero el padre de ésta, de nombre Iván, un agente de la Policía Municipal, lo amedrentó.
Lo anterior fue expuesto durante la audiencia de formulación de imputación celebrada en el Centro de Justicia ubicado en Río Nuevo la tarde del martes 11 de diciembre, donde se determinó cómo ocurrieron los hechos, además de nombrar las pruebas y los siete testigos que presentan su palabra contra la acusada.
López Dueñas declaró que dos semanas antes reclamó a la mujer por golpear a la niña, a quien describió como “sana”, pero con frecuencia era víctima de jaloneos y golpizas de manos de la joven madrastra.
Sin embargo, horas después, el oficial y padre de la menor irrumpió de forma violenta a su casa y lo amenazó, exigiéndole no meterse en sus asuntos. Esa fue la última conversación que tuvieron antes de la madrugada del 9 de diciembre, cuando Cinthia Nayeli llamó a su pareja sentimental para informarle que su hija no respiraba.
Dado que la menor padecía leucemia, el padre -quien se encontraba en turno- se trasladó junto con su compañero a su vivienda localizada en el fraccionamiento Valle del Pedregal, para ayudar a su hija. Luego de observar su grave estado de salud, pidió una ambulancia y ante la tardanza la trasladó de urgencia a la clínica Arce Quiñones, donde fue declarada sin vida.
Sin embargo, el médico Daniel Cervantes corrigió la idea del progenitor, pues encontró lesiones en el cuerpo coincidentes a las que padecen niños maltratados, por lo que el incidente se reclasificó a homicidio.
Para ese momento, varios oficiales y detectives se encontraban en el lugar y aprehendieron a la mujer que llegó al nosocomio por sus propios medios.
César Raúl González Vaca, director del Servicio Médico Forense, aseveró que la pequeña presentaba más de diez lesiones en su cuerpo, algunas provocadas dos semanas antes, pero una destacaba del resto: un golpe provocado con objeto que causó un traumatismo craneoencefálico, el cual terminaría con la vida de cualquier persona en cuestión de minutos.
El padre lo sabía, pero nunca intervino en las agresiones contra la pequeña, y ese día, en la audiencia, pidió la palabra para exigir que la mujer sea castigada en caso de ser culpable, además de denunciar irregularidades en el Informe Policial Homologado realizado tras el incidente. Sin embargo, fue detenido por el juez Fernando Serrano y no pudo continuar su declaración.
“NACHITO” TRABAJABA CON SU AGRESOR
Para el padre de Jesús Manuel, de 18 años de edad, presunto homicida del pequeño “Nachito”, su hijo no fue el autor del crimen, sino la droga. Por lo menos eso fue lo que declaró al término de la audiencia de formulación de imputación y vinculación a proceso realizada en el Centro de Justicia Alternativa.
“Nachito” ayudaba en las labores diarias de una panadería ubicada muy cerca de su casa, sobre la avenida Tilapa del fraccionamiento Valle de Puebla.
Esa noche el menor limpiaba y acomodaba el equipo, cuando por motivos poco claros llegó su agresor y lo atacó en reiteradas ocasiones con un arma blanca.
Primero le perforó el pecho, luego le cortó el cuello y terminó mutilando una de sus orejas, la cual fue localizada minutos después en la bolsa de su pantalón.
El pequeño de 10 años de edad, quien no entendía lo que ocurría, intentó escapar, pero nada pudo hacer ante la superioridad física de su victimario, quien desde el primer momento -se dijo- padecía un problema de adicciones.
Después de terminar con la vida de un menor, su vecino, con quien coincidió tantas veces en el trabajo, enfrenta una acusación de homicidio calificado, mientras tanto, el padre de José Manuel ha sido víctima de acoso y agresiones por parte de vecinos que lo culpan por el crimen, cuando fue él quien entregó a su hijo ante la autoridad.