Pensamiento, escritura, literatura y conclusión. Son las cuatro fuerzas o ingredientes que dan vida, integran y hacen realidad una carta. Pensar, echar a andar la materia gris del cerebro. Quizá nomás la mitad, según científicos nomás utilizamos tal cantidad. Tener la sana y buena facultad mental. Escritura: poner a trabajar las manos izquierda o derecha, como desde primero de primaria; deslizar el puño derecho o utilizar método moderno, máquina, teclado o aparato inteligente.
Literatura, los hay asiduos que les gusta leer, devorar letras, llevan su libro bajo el brazo o hacen click y abren una página en un iPad… y a la literatura. Conclusión: leemos y sacamos conclusión, bueno o malo, de la obra plasmada con letras en tinta, fuente, impresora, en imprenta o leerlas en el monitor de una computadora. Así con las cartas a ZETA, que llegan a la tan ansiada sección de “Cartaz”.
Todo esto es para mí analizar el “alma de una carta”, así como escribe uno con el alma, el corazón y las ganas, alegría y el entretenimiento, pasatiempo, hábito. Así ha sido una y otra vez, de la fuerza de escribir y más si es para ZETA, lo hago con fuerza, alegría y amor, comprometido a dar lo mejor y publicar mis pensamientos.
Escritura, literatura y conclusión, para dar vida a un conjunto integral de nombre “el alma de una carta” que llevan tiempo, esfuerzo, trabajo y satisfacción total, muy personal. Y es para todos, hacia los cuatro puntos cardinales, movida por el tiempo y libre, tan libre como ZETA. El alma de una carta es la vida que la hace realidad.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.