La eliminación del estímulo fiscal del Impuesto Especial Sobre la Producción y Servicios (IEPS), anunciado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para la gasolina premium en octubre y para la regular en noviembre, no elevará el precio de estos combustibles en México mientras la cotización internacional del petróleo se mantenga a la baja.
Una vez que se incremente, lo más probable es que las gasolinas en México sigan encareciéndose, comentó Gabriela Muñoz Meléndez, investigadora de energía y cambio climático de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
En entrevista con ZETA, explicó que el precio del litro de gasolina es determinado en 50% por la cotización del crudo, 30% por la refinería, 20% por la distribución y 10% por la comercialización.
“Aunque nosotros produzcamos el crudo, si se refina afuera del país y mayoritariamente se importa de Texas”, México tiene un rango limitado para repercutir en el precio de las gasolinas.
De ahí que más que considerar mantener el estímulo fiscal, el cual tiene una función similar a ponerle “un parche” a las modificaciones hechas por la reforma energética; el gobierno entrante tendría que generar estrategias para nivelar esos cambios.
Lo anterior, con el fin ser “un poco menos dependientes” de la fluctuación externa que le pega a los bolsillos de los consumidores, abundó la académica del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) indican que el precio del litro de gasolina regular aumentó más de nueve pesos durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto, al pasar de 10.79 a 20.14 pesos.
Mientras que el litro de la Premium se encareció 10.47 pesos, de 11.35 a 21.82 pesos en promedio, en estaciones de servicio de Tijuana.