En memoria del Lic. José R Osuna Camacho
Los cambios que requiere el país y que la sociedad demanda son amplios y requieren una reflexión fundamental y propuestas frescas en la forma de alcanzar el poder de la representatividad política.
La guerra sucia debe terminar entre los precandidatos. Los actos de conciencia deben de predominar por encima de cualquier ambición personal o de grupo. Los precandidatos deben hacer un exhaustivo examen de conciencia para salir a la palestra a solicitar el apoyo, no solamente a sus características y personalidad de líder comunitario, sino centralmente a su proyecto de cambio integral y dosificado que beneficie objetivamente a las mayorías.
Las propuestas deben de ser el alma y el arma que nos distinga a la generación de izquierda, a los socialdemócratas de centro y a las personas que quieren un gobierno con grupos de ciudadanos decentes, honrados, que sin militar en partido alguno se sumen a la prioridad de un cambio sincero, cierto, congruente y articulado del sistema tradicional electoral.
La limpieza democrática de las campañas incluye la transparencia de los recursos financieros que avalan a los candidatos. De donde se esté pagando cada acción, debe ser un acto público ejemplar y sin mancha o sombra de duda.
Quienes pagan la precampaña y la campaña constitucional son los que mandan en el momento de gobernar, no hay que buscarle tres pies al gato.
Sin transparencia y rendición de cuentas ante los ojos del mundo, no hay democracia que siente las bases del cambio real y esta claridad y decencia debe ser necesaria e ineludiblemente antes, durante y después del proceso interno y legal para gobernar y detentar el poder que auténticamente le dio por tres o seis años la mayoría de la sociedad.
¿Quiénes lo están haciendo desde ahora, desde ya, que legítimamente se están moviendo para argumentar, convencer y conquistar la voluntad del pueblo?
No lo sé, pero debemos de conocerlo de inmediato si son claramente sustentadas las intenciones democráticas de cualquier precandidato sea del partido que fuere. ¿Hay derecha decente? Presumo y asumo que sí, en una sociedad plural debería haberlos muchos o poquitos, ¿Pero, dónde están? Que alcen la mano y que lo demuestren. Hay izquierda, centro, consecuente con los principios teóricos y académicos clásicos; sí, debe haberla, pero también es imprescindible que lo corroboren con hechos.
Quienes darán el triunfo a los candidatos no son distraídos. Es importante remarcar que son los ciudadanos críticos e informados y sin partido, los que a final de cuentas definen la balanza de una elección constitucional. En el caso de AMLO el 1 de julio fueron -a decir del Dr. Sergio Aguayo Quezada- 17 millones de mexicanos los fieles de la balanza para el campanazo democrático.
Otros millones de electores, que no pertenecen ni militan en Morena, serán y son quienes dieron el garrotazo de rechazo a las prácticas perdidas y descompuestas del Prian y sus satélites, y el gran mérito de abrir el camino del cambio se lo debemos reconocer ampliamente, desde ahora a ese valioso y respetable grueso político de la sociedad nacional. Mismo sector que estará pendiente de lo que pase día a día, semana a semana en Baja California en 2019.
Eso de la moda y la cargada y estampida de los búfalos es ficción, a mi juicio no funciona siempre y menos linealmente. Recordemos que ninguna elección es igual, así que los morenos encarrilados o inocentes de que se repetirá el proceso pasado estarán cuestionados por la realidad y su compleja dinámica.
Pero un proceso ejemplar debe estar sellado por la democracia interna, lo que es adentro es afuera y la sociedad crítica, despierta, va a estar atenta a que no haya los vicios del pasado en Morena y en todos los partidos. Por amor de Dios y de todos los teóricos y seres racionales que han aportado algo a la mejor convivencia pacífica y constructiva de la sociedad. ¡Ya basta de centralismo! ¡No debe haber dedazo, no debe haber caciquismo, no debe haber cuotas de poder! ¡No debe haber financiamiento negro ni dinero del narco! Por el bien de todos los dinosaurios que se vayan de vacaciones a las Islas Fiji o se contraten en un museo.
Se debe respetar a la militancia, a las bases. Los cuadros mejor preparados de extracción popular no son peones solamente, son el gran semillero de vocación de servidores públicos.
¿Hay gente decente en Tijuana? Sí la hay y mucha, pero generalmente no tienen millones de dólares para dedicarlos en un proceso amañado y diseñado para los dueños del capital.
Este es un tronco clave que los legisladores deben de quitar a la democracia, y Morena tiene la palabra. Los medios masivos deben abrir espacio por igual a los candidatos y precandidatos.
Debe haber piso parejo para todos, privilegiar los méritos intelectuales, éticos y operativos, priorizar los proyectos de transformación viables, fundados, la pulcritud de las trayectorias y observar quiénes están detrás de cada candidato.
Amigo y amiga, no podemos fracasar después de tanto fracaso político y de administrar las enormes riquezas del país con la historia contemporánea. Somos grandes como pueblo, pero no hemos asumido la responsabilidad que esta tierra hermosa nos dicta.
Es la hora que la conciencia social patriótica, generosa, de servicio público genuino sin máscaras, que sea el alma mexicana, el esfuerzo colectivo quien tome su protagonismo y haga historia no solo en el país, sino en nuestra tierra, en esta patria local que nos necesita.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com