En un año, tres marcas foráneas han acaparado el 45 por ciento de las gasolineras en Tijuana y siguen en expansión. Mientras algunos gasolineros han optado por vender o rentar sus estaciones, otros se asocian con grandes consorcios, mientras que un grupo reducido de empresarios independientes luchan por no desaparecer. La Reforma Energética no buscaba diversificar el mercado, sino beneficiar a las grandes trasnacionales, detalla un experto en materia
Tijuana es el municipio de México con mayor número de gasolineras, fue parte de la primera región donde se liberaron los precios de gasolina y ahora se ha convertido en una tendencia nacional en el dominio de empresas extranjeras sobre marcas nacionales, así como empresarios independientes, en el negocio de las gasolineras.
La Reforma Energética, publicada en 2013, no sólo permitió la entrada de inversión privada y extranjera al mercado de los petrolíferos, sino que dejó en desventaja a pequeños y medianos empresarios que no pudieron competir con grandes capitales, explica el doctor Rigoberto García, experto en materia energética.
A su vez, los empresarios locales afectados explican que la reforma implicó nuevas regulaciones en las estaciones de servicio que triplicaron sus gastos, por lo que muchos gasolineros optaron por vender, rentar o asociarse con grandes consorcios.
Esto, aunado a los aumentos en el precio de la gasolina y la incapacidad de Petróleos Mexicanos (Pemex) para competir con los gigantes trasnacionales, tienen a los gasolineros independientes al borde de la desaparición en Tijuana.
“Lo que ha provocado la inversión privada es la destrucción de los empresarios locales y, por lo tanto, de la economía local. El dinero que ganan estas trasnacionales no se queda en México”, comenta el doctor Rigoberto García.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE) reportó que entre 2014 y 2017 hubo un incremento de 7 por ciento en el número de gasolineras en el país, pasando de 10 mil 830 a 11 mil 774 estaciones de servicio.
Al 1 de octubre de 2018, según información de la CRE, se han otorgado 12 mil 111 permisos para estaciones de servicio.
Mientras en el resto de México, Pemex opera alrededor del 70% de las estaciones de servicio, en Tijuana tiene menos del 55%.
Esto significa que, en 14 meses, ha perdido más del 45% de las gasolineras que operaba.
Según información de la CRE, actualizada al 3 de octubre de 2018, Tijuana cuenta con 224 estaciones de servicio, de las cuales 26 pertenecen a Arco, 25 a Chevron y 19 son propiedad de British Petroleum (BP).
Estas son las tres principales marcas extranjeras con presencia no sólo en Tijuana, también en Baja California.
Mientras BP ha concentrado su presencia en el centro del país y en Baja California, Arco y Chevron tienen operaciones únicamente en la región noroeste de México, la Península de Baja California, Sonora y Sinaloa.
Esto porque es la ruta natural para la importación de combustibles a largo plazo, la posición fronteriza permite a estas compañías transportar con mayor facilidad sus propios combustibles desde sus plantas en Estados Unidos.
Parte de la estrategia de mercado de Chevron y Arco consistió en asociarse con marcas regionales que acaparaban gran parte de las gasolineras. Se trata de Grupo Gasmart, presidido por Alejandro Uribe y de Eco Gasolineras, de Luis Enrique Rodríguez.
DE GASMART A CHEVRON Y DE GASOLINERAS ECO A ARCO
El 13 de noviembre de 2017, Gasmart cambió su razón social a la de Monedero Electrónico Mi Gas, según consta en registros de la Secretaría de Economía. La empresa fundada en 2006 partió de una inversión inicial de 100 mil pesos.
Al cambiar de nombre, Monedero Electrónico Mi Gas registró más de 70 estaciones de servicio como sus socios y meses después, nombró a diez apoderados legales.
De esta forma, las estaciones de servicio Gasmart se convirtieron en gasolineras Chevron gracias a una alianza entre ésta y una empresa que era socia mayoritaria de Gasmart.
Esto le permitió al grupo tijuanense mantener la operación de sus estaciones, de ahí el cambio de nombre a Mi Monedero Electrónico Mi Gas.
Estas estaciones continúan como los principales proveedores de combustible para los vehículos oficiales del gobierno de Baja California y del Ayuntamiento de Tijuana, entre otros entes públicos y privados con quienes mantienen contratos desde hace años.
En el caso de Eco Gasolineras, muchas de sus estaciones de servicio pasaron a ser marca Arco. Esta empresa fue la primera en instalar una gasolinera extranjera en Tijuana, en agosto de 2017 y recientemente en esta ciudad inauguró su estación número 100 en México.
Caso contrario es el RendiChicas, la cual junto con Gasmart y Eco, conformaba el grupo de los principales competidores en el rubro de gasolineras en Tijuana.
Según información de su página web, este grupo opera 29 estaciones de servicio en Tijuana y cinco más en Mexicali. Cuenta además con presencia en Sonora y Chihuahua. Al igual que los grupos extranjeros, esta empresa ha absorbido establecimientos de empresarios independientes, compitiendo así con marcas trasnacionales en la expansión de sus estaciones.
Según datos de la CRE, este año se otorgó un permiso a Costco Gas para instalar una estación de servicio en Mexicali. Específicamente en la tienda ubicada en el Kilómetro 7.5 de la carretera a San Luis Río Colorado, a la altura del ex Ejido de Coahuila.
Arco, la única marca que importa su propia gasolina
En las últimas dos décadas, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha pasado de importar el 50 al 70 por ciento de su gasolina, según información proporcionada por el doctor Rigoberto García, investigador de El Colegio de la Frontera Norte,
No obstante, en el caso de Baja California, alcanza casi el 95%. Esto significa que casi toda la gasolina que se vende en la entidad proviene de Estados Unidos. La razón fundamental es la cercanía geográfica con California, en cuya costa se encuentran instaladas varias refinerías estadounidenses.
Con la entrada de marcas extranjeras, su publicidad se centró en ofrecer combustible importado directamente de Norteamérica, pero la única empresa que importa su propia gasolina es Arco.
En agosto de 2017, Arco y Professional Fuels Solutions abrieron su primera estación de servicio en Tijuana. Para ese momento, Andeavor, empresa que ganó la primera fase de la temporada abierta de Pemex, ya estaba importando su combustible para abastecer a Arco.
Andeavor cuenta con su propio tanque dentro de la Terminal de Almacenamiento y Despacho de Pemex en Playas de Rosarito, donde es vertido el combustible que cruza la frontera y llega hasta sus gasolineras.
En cambio, el resto de las estaciones de servicio, independiente de la empresa que las opere, reciben el mismo combustible, la diferencia radica no en la gasolina en sí, sino en el aditivo, esto es, una molécula que se añade en una proporción de 2 litros por cada mil litros de gasolina para mejorar la calidad.
Para regular el uso de aditivos, la Comisión Reguladora de Energía emitió la Norma Oficial Mexicana 016, publicada el 29 de agosto de 2016, la cual establece las especificaciones de calidad de los petrolíferos en cada etapa de la cadena de producción y suministro.
Cada marca ha intentado posicionar su aditivo, precisamente como el valor agregado a la gasolina que Pemex ofrece. Por ejemplo, Chevron ofrece el aditivo Techron, el mismo producto que se añade a las gasolinas que vende en Estados Unidos. British Petroleum ofrece la tecnología ACTIVE. Incluso RendiChicas cuenta con su propia fórmula.
LO QUE CAMBIÓ CON LA REFORMA ENERGÉTICA
Tras la publicación de la Reforma Energética en el Diario Oficial de la Federación, el 20 de diciembre de 2013, se permitió la participación privada en todos los segmentos de la cadena de valor, terminando así la participación única de Pemex en ella.
Esto implica el origen, que a su vez comprende la refinación y las importaciones; el transporte sea vía ducto, carrotanque, autotanque y buquetanque; el reparto y almacenamiento en terminales y por último la distribución, la comercialización y el expendio; en este último rubro entran las estaciones de servicio.
No obstante, se fijaron cronogramas y regiones para la participación privada en cada segmento de la cadena de valor.
De esta forma, Tijuana sirvió como punta de lanza para la liberación de precios y para la temporada abierta de Pemex Logística, nombre que se le dio al concurso entre empresas para la importación de su propio combustible.
Bajo el concepto de flexibilización de los mercados de gasolina y diésel, el 30 de marzo de 2017 se liberaron los precios en Baja California y Sonora, donde se ubicaban mil 097 estaciones de servicio.
El 15 de junio de 2017, se continuó con la segunda etapa en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Gómez Palacio, Durango con 2 mil 225 gasolineras, seguida de la tercera etapa el 30 de octubre de 2017 en Baja California Sur, Sinaloa y los municipios faltantes de Durango, donde se localizan 802 estaciones de servicio.
Por último, el 30 de noviembre de 2017, se liberaron los precios en el resto del país.
De esta forma, nació la Comisión Reguladora de Energía, la cual tiene bajo su cargo, otorgar los permisos para cada segmento de la cadena de valor, a excepción de los relacionados con el origen (refinación y producción), los cuales son emitidos por la Secretaría de Energía (Sener).
CÓMO COMPETIR CON LOS GIGANTES
En marzo de 2017, British Petroleum se convirtió en la primera empresa extranjera en instalar una gasolinera en territorio nacional. Lo hizo en Ciudad Satélite, Estado de México.
Desde entonces, la petrolera británica ha abierto estaciones 327 en 17 entidades, más de la mitad del país. Esto es un promedio de 16 estaciones por mes. Los estados donde tiene mayor presencia son Estado de México (62 estaciones), Baja California (50), Puebla (38), Jalisco (33) y Veracruz (26).
Mientras que en más de 70 países opera aproximadamente 17 mil 200 estaciones, diez veces el número de gasolineras en México.
Al cierre del ejercicio 2015, la trasnacional reportó ganancias arriba de 227 mil millones de dólares con participación en cada eslabón de la cadena energética: desde la exploración y producción, pasando a la refinación y comercialización e incluso en el rubro de energías alternativas.
Por su parte, Chevron proyecta la operación de una terminal marítima en Ensenada para finales de 2020. Esto le permitirá almacenar su propia gasolina importada desde las costas de California, donde se ubican sus principales refinerías.
De igual forma, la empresa estadounidense trabaja en la instalación de una segunda terminal en Topolobampo, Sinaloa, para suministrar las estaciones de servicio en esta entidad y en el sur de Sonora.
Cada proyecto contempla de Chevron, tan sólo en su construcción, una inversión de 150 millones de dólares. Además, la empresa estadounidense contempla tener 350 estaciones de servicio en México dentro de los próximos dos años.
El poderío de empresas de esta talla les ha permitido abrirse paso en el mercado energético mexicano mediante la compra, renta e instalación de gasolineras. Esta es la competencia a la que se enfrentan gasolineros locales.
PEQUEÑOS Y MEDIANOS EMPRESARIOS, AHORCADOS
Uno de estos gasolineros locales en Tijuana es Alejandro Borja Robles
El empresario, quien además es consejero de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Gasolina de Tijuana (APEGT), explica que en los últimos seis meses, quince gasolineras independientes en la ciudad han sido absorbidas por grupos nacionales y extranjeros.
El consejero refiere que desde hace años, el sector gasolinero registró una caída en sus ventas, en gran medida debido al incremento en los precios de la gasolina, pero los requerimientos técnicos y regulaciones para las estaciones de servicio que vinieron con la Reforma Energética se tradujeron en la triplicación de costos para cumplir con ello, por lo que muchos empresarios optaron por abandonar el negocio, pero no cerrando sus estaciones, sino poniéndolas a la venta o renta.
“Las gasolineras ya no son un negocio para hacerse rico, sólo para mantenerse”, expresa. Borja Robles, quien proviene de una familia dedicada a la gasolina. Su abuelo, Alejandro Borja González, se dedicaba a ello incluso antes de la expropiación petrolera.
En el despacho del empresario tijuanense hay una serie de fotografías que muestran el legado del negocio de su familia en la ciudad. En una de las imágenes aparece su abuelo abasteciendo un tanque de gasolina en Bahía San Pedro, perteneciente a Los Ángeles, California, para repartir el combustible en sus entonces 19 gasolineras en Tijuana en la década de 1930.
El negocio pasó entonces a la Guadalupe Borja Robles, hija del pionero y ella heredó la tradición a su hijo.
“Hemos visto maneras muy agresivas para que los grupos absorban las gasolineras. Uno tiene su negocio, sea chiquito o grande, pero no se puede representar una competencia con la mercadotecnia y el poder económico que ellos tienen”, señala.
Por ejemplo, la CRE implementó una nueva técnica para la recuperación de vapores en las estaciones de servicio. Implica una inversión promedio de 800 mil pesos y dentro de poco será obligatoria en todas las gasolineras de Tijuana y Rosarito como prueba piloto para pasar a todo el país.
“No sólo es la competencia, sino los requerimientos de la CRE, cada vez son más, estamos sobre regulados. Lo que vemos es que al final del día, a los gasolineros nunca nos tomaron en cuenta dentro de la Reforma Energética”, manifiesta el empresario.
Actualmente, la asociación que Alejandro Borja representa cuenta con 17 miembros con 26 gasolineras independientes en la ciudad; hace 15 años, cuando se fundó, tenían 70% más integrantes.
“Somos pocos que seguimos con Pemex, se necesita más apoyo porque los tiempos de la reforma se adelantaron tremendamente tanto la liberación de los precios como la importación. La manera en que lo hicieron, no dio tiempo a que todos estuvieran preparados”.
Borja Robles detalla que gasolineros independientes preparan la conformación de Unidad Estatal con 70 representantes de
La mentira de los precios bajos: 3 pesos más por litro de gasolina
Desde que se implementó la primera fase de liberación de los precios de gasolina en Sonora y Baja California, los precios de la gasolina han aumentado.
Según cifras de la Comisión Reguladora de Energía, de enero de 2017 a septiembre de 2018, el precio promedio de un litro de gasolina en Baja California aumentó 3.21 pesos para colocarse en 19.30 pesos en la categoría de 87 octanos.
El litro de gasolina de 91 octanos pasó de venderse en 17.85 a 20.76 pesos, un incremento de 2.85 pesos, mientras que el litro de diésel pasó de 17.22 a 20.13 pesos, esto es, 2.91 pesos de diferencia.
También es el caso de Sonora, donde el litro de gasolina de 87 octanos tenía un precio promedio de 16.11 pesos en enero de 2017 y para septiembre de 2018, se reportó en 18.90, un aumento de 2.79 pesos.
Para la gasolina de 91 octanos, el precio pasó de 17.90 a 20.40 pesos, 2.50 pesos de diferencia.
Por último, el diésel registró el aumento más alto: de 17.25 por litro, a 20.33 pesos, es decir, 3.08 pesos de diferencia.
Mexicali, Tijuana, Rosarito y Ensenada, no sólo para delinear estrategias conjuntas y formar alianzas de mercado, sino para ofrecer precios de gasolina más barato por medio de negociaciones con un mismo distribuidor.
“LA REFORMA ENERGÉTICA FUE UNA POLÍTICA PERVERSA”
El doctor en Estudios Urbanos y Ambientales, Rigoberto García Ochoa, asegura que la falta de competitividad de Pemex ante las trasnacionales es una consecuencia de las prácticas neoliberales que en los últimos treinta años se han instaurado en México, pero también del abandono institucional de la paraestatal y la falta de visión dentro de Pemex para diversificar sus actividades.
El experto en materia energética indica que la inversión privada no es sinónimo de competitividad ni de reducción de precios de la gasolina, como promovió la administración de Enrique Peña Nieto a los meses subsecuentes de la aprobación e implementación de la reforma.
“Tenemos que abrir el mercado, pero la clave es establecer ciertos límites en esta apertura sino dañamos la base económica local que es precisamente lo que está ocurriendo ahora con la apertura de la gasolina, que las grandes trasnacionales están absorbiendo a los pequeños y medianos empresarios locales”, expresa.
Para el investigador del Departamento de Estudios Urbanos del Medio Ambiente de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), “el gobierno mexicano dejó morir a Pemex y ahora, siendo un enfermo terminal, lo hacen competir con estos tiburones gigantes trasnacionales. Fue una política perversa en cuanto al mercado energético”.
Más que una reforma, García Ochoa detalla que se trató de una medida para facilitar la inversión extranjera, de manera especial, la inversión de las grandes empresas trasnacionales.
Tampoco observa la diversificación de los mercados como un fin, puesto que el capital de las grandes trasnacionales les permitirá acaparar gran parte del mercado, detalla.
Por otra parte, el doctor aborda las reacciones que esta reforma trajo al pueblo mexicano. “Lo sintió como una burda, los precios de la gasolina no sólo han bajado, sino que ha incrementado, hay una indignación, un rechazo del pueblo a esta política porque se sentía burlado”.
El doctor señala que actualmente alrededor de treinta marcas buscan entrar al país para vender su propia gasolina, pero serán “las grandes corporaciones las que se van a llevar el pedazo más grande del pastel”.
Por último, advierte: “Tijuana y la frontera norte son el ejemplo claro de lo que puede pasar. Es tan jugoso el mercado energético, las grandes trasnacionales ya tienen proyectos muy importantes en todo el país. Los empresarios locales tendrían que tener el piso parejo para poder competir, el problema es que eso no existe y ese padrón que se está observando en Tijuana es la tendencia para el resto del país”.