Un incendio consumió ayer domingo el Museo Nacional de Río de Janeiro, en Brasil, que albergaba unos 20 millones de piezas que databan de la época imperial brasileña y que celebraba este 2018 sus 200 años.
El museo, creado por el rey Juan VI de Portugal en 1818, era considerado el quinto mayor del mundo en cuestión de acervo e incluía colecciones de animales disecados, utensilios indígenas, momias y fósiles, entre otros.
Las llamas comenzaron en el recinto cuando ya estaba cerrado al público y solo había cuatro vigilantes en su interior. Según la información ofrecida por el propio museo, no hay personas heridas, ya que todos lograron salir a tiempo.
Las autoridades informaron que aún no es posible detectar las causas que provocaron el incendio. Pero según medios locales y agencias, citando a funcionarios, del museo no quedará nada.
Por su parte, el presidente de Brasil, Michel Temer, lamentó en un comunicado oficial el incidente, que calificó como “un día trágico para la museología” del país y “triste para todos los brasileños”, abundó.
A través de su cuenta de la red social Twitter, Temer calificó de “incalculable para Brasil la pérdida del acervo del Museo Nacional” y apuntó que “se perdieron doscientos años de trabajo, investigación y conocimiento”.
Mientras que el ministro de Cultura de Brasil, Sérgio Sá Leitao, dijo que se trata de un “día de luto” y que la situación “es lamentable”, pero comentó que es consecuencia de “años de negligencia”.
Había antecedentes: en 1978, un incendio en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro provocó la desaparición de importantes pinturas de artistas como Pablo Picasso, Salvador Dalí o Joaquín Torres-García, expuestas allí en una muestra temporal.
Además, durante los últimos años varios museos brasileños han sufrido incendios, entre ellos el de la Lengua Portuguesa, en 2015, y el Memorial de América Latina, en 2013, ambos situados en Sao Paulo.
Los bomberos consiguieron sofocar este lunes el incendio de grandes proporciones que destruyó el Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil, recinto que contaba con animales disecados, momias y decenas de huesos de dinosaurios.
Después de seis horas los bomberos consiguieron controlar el fuego pero aún persisten algunos focos de incendio en el interior del histórico edificio que albergaba el meteorito Bendegó, el mayor encontrado en el país, una colección de momias egipcias y el cráneo de Luzia, “la mujer más antigua de América”.
