Oye manolo, te vendo un auto.
¿Y para que quiero un auto vendado?
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¿Cómo hacen volar un avión los gallegos?
… con dinamita.
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Los gallegos han lanzado un candidato a la gubernatura de Galicia… ya han pasado dos días y no saben dónde ha caído.
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¿Por qué los conductores de televisión gallegos se ponen tres abrigos?
… porque van a salir al aire.
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¿Por qué a los gallegos no les gusta subirse a la planta alta de los buses de dos pisos?
… porque el piso superior no tiene chofer.
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¿Por qué los gallegos querían instalar iglesias en todos los aeropuertos?
… para confirmar los vuelos.
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¿Cómo se sabe cuándo un gallego robó un banco?
… porque hace un boquete para entrar y otro para salir.
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Tres gallegos conversando:
Yo tengo un gato que dice miau.
Y yo tengo un perro que dice guau.
Y yo tengo un tarro que dice azúcar.
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Era tan, pero tan gallego, que creía que los jeep 4×4 tenían 16 ruedas.
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¿Por qué en Galicia no hacen más cubitos de hielo?
… porque la mujer que tenía la receta se murió.
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Un gallego entra a su casa y al prender la luz ve al fondo del pasillo un abrigo al que confunde con un intruso por lo que le dispara. Al acercarse con suma cautela se percata de que solo es una prenda de vestir. Aliviado, el gallego suspira profundo, reflexiona y dice:
¡Qué suerte tengo! Si hubiera traído puesto el abrigo seguro me mato.
Autor: Un madrileño seguramente muy inteligente.
El toro de don Alejo
Don Alejo tenía un toro reproductor, el mejor toro de la región. Ese toro era su único patrimonio.
Los ganaderos locales descubrieron que el toro era el mejor reproductor de la zona, comenzaron a alquilarlo para cruzar sus vacas, comprobando que de ese cruce, salían los mejores terneros y el toro se convirtió en la única y principal fuente de ingresos del campesino.
Además, el toro era rendidor y rápido, no perdonaba a ninguna vaca que le pasara cerca, y parecía que nunca se cansaría de engendrar.
Un día, los ganaderos se reunieron y decidieron comprar el toro para no depender más de don Alejo. Un representante fue y le dijo:
Ponle precio a tu toro que te lo vamos a comprar.
El campesino, que no quería perder su fuente de ingresos, pidió una cifra absurda para que fuera rechazada. Los ganaderos se quejaron al Alcalde por el precio del animal, y éste, sensibilizado con el problema, compró el toro con fondos municipales, registrándolo como “patrimonio municipal” y poniéndolo al servicio de toda la comunidad.
El día de la inauguración de los servicios, los ganaderos trajeron sus vacas para que el toro las preñara. Le pusieron la primera, y nada.
“Debe ser la vaca – dijo uno. Es muy flaca.
Le trajeron una gran campeona holandesa, el toro la olfateó, y ¡nada!
Le pasaron el rodeo entero, pero ¡el toro ni se inmutó!
El alcalde, furioso, llamó al ex dueño y lo increpó a solucionar el problema. ¡Se había gastado el dinero de los contribuyentes y no quería pensar que todo fuera una estafa más! Don Alejo se acercó al toro y le habló al oído:
– ¡Qué haces hermano! ¿No quieres trabajar más?
El toro lo miró largamente… y desperezándose, le respondió:
– ¿Pero cómo quieres que trabaje? ¡si ahora soy funcionario público!
Autor: Un aspirante a cargo de elección popular.
Curioso ladrón
Un hombre en California fue arrestado el viernes con un botín inusual: 800 libras ¡EN ZERIO! de limones.
Dionicio Fierros, de 69 años de edad y residente de Los Ángeles fue aprehendido por la policía, luego de haber robado el producto agrícola de una granja en el condado de Riverside.
El arresto fue realizado durante un retén en Thermal, al sureste de Palm Springs. No se sabe si el ladrón tenía un antojo asesino de ceviche.