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jueves, febrero 22, 2024
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Ineficiencia, impunidad y corrupción, las claves de la inseguridad (Tercera y última parte)

La impunidad es terrible. En México hay cientos de miles de personas agraviadas, porque perdieron un ser querido y los asesinos no han sido castigados. Lo mismo sucede con el robo, secuestro, chantaje y otros delitos. De nada sirve la denuncia, la autoridad no tiene capacidad para investigarlos. La organización no gubernamental Impunidad Global México reveló en 2016, que al menos 99 por ciento de los delitos que se cometen en el país no son castigados, debido a que solo siete de cada 100 delitos son denunciados por los ciudadanos y por estos crímenes, solo hay un 4.46 por ciento de sentencias condenatorias.

¿Se imaginan? Solo el 4.46 por ciento de los delincuentes son castigados. Pobre país. Qué terrible es la impunidad y ésta sigue creciendo. Yo creo que su abatimiento debería reducirse como una consecuencia de la aplicación de todas las medidas anteriormente señaladas, más otras que a continuidad describiré.


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Un tema central para empezar a combatir la impunidad será terminar la tesis de muchos mandos policiacos y militares que sostienen que “como los criminales se matan entre sí”, no hay que perseguir estos delitos ni a estos homicidas. “Hay que dejarlos que se maten entre sí”. Tesis equivocada, pues el que comete un delito y no es castigado, se cree que está por encima de la Ley y repetirá sus actos cuantas veces quiera, pues supone que nadie lo sancionará. Todo delito, sin importan quién lo realice, debe ser investigado y castigado.

Debe crearse una unidad especializada en atacar el rezago, porque éste es una denegación de justicia para los administrados. También ciertos delitos como el homicidio, deben declararse imprescriptibles, pues la pérdida de una vida no se puede convalidar con el paso del tiempo. Así crece la impunidad.

El concepto de reincidencia y flagrancia deben ajustarse a la realidad, pues las víctimas se sienten doblemente agraviadas, por el delito en sí y cuando detienen a un delincuente y éste no es castigado, a pesar de ser un delincuente habitual. Hay delincuentes que los detienen varias veces en un mes y salen libres. Lo mismo pasa cuando el Ministerio


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Público (MP) les pide datos a las víctimas para procesar a un delincuente, detenido in fraganti.

Prácticamente el MP hace responsable al denunciante de la aportación de las pruebas para detenerlo. Esta es responsabilidad del MP. Es también una forma tramposa y sencilla para evitar hacer su trabajo. La corrupción propicia el crecimiento de la impunidad. El agente corrupto de la policía ministerial al hacer un informe deficiente, da el primer paso para que el delincuente no sea sancionado. Si no le hacen saber sus derechos, no es asistido por un abogado o es torturado para obtener una confesión, seguro que será puesto en libertad. Por ello la capacitación y el combate a la corrupción son invaluables.

El Nuevo Sistema Penal permite que, si la autoridad no demuestra la culpabilidad, será puesto en libertad en 72 horas, esto lo saben los agentes corruptos, quienes de inmediato presionan a los familiares para pedir dinero a cambio de su “liberación” inmediata, porque saben que el juez los liberará de todos modos.

Otro tema importante, es lo complicado y la pérdida de tiempo para hacer una denuncia ante el MP. Además, las víctimas no denuncian a causa de la impunidad, “para qué pierdo mi tiempo haciendo una denuncia, si no van a investigar”, comentan. Se debe hacer la denuncia por internet y, en todo caso, ratificarla personalmente.

Recientemente en mi colonia se robaron un auto y despojaron de sus pertenecías a otros carros. Cuando fueron mis vecinos a hacer la denuncia, el imbécil del Ministerio Público les comentó que mejor no la hicieran, pues él tenía “muchas como esas” y no tenía caso, ya que no las investigaban. Estos individuos no solo no deberían estar en el cargo, sino castigar severamente su conducta de omisión. Así como los policías, también los MP deben salir de una academia especializada, donde les enseñen a investigar y se les inculque una cultura de servicio a la comunidad.

Por supuesto no son todas las medidas posibles, seguro habrá muchas más, pero éstas han tenido buenos resultados cuando se han aplicado por separado, en conjunto creo que serán aún más eficientes.

Me voy a curar en salud. No busco ninguna posición en esta materia, es solo una aportación para la discusión pública. Eso sí, como Alfonso Durazo es muy buen amigo, le enviaré estas propuestas para que sean analizadas, dentro de los foros que viene celebrando en todo el país.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana. Correo:amador_rodriguezlozano@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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