Ante un palenque rebosado de pies a cabeza, la noche de ayer domingo 2 y madrugada de lunes 3 de septiembre, el cantante sinaloense, Remigio Alejandro Valenzuela Buelna, popularmente conocido como Remmy Valenzuela, no sólo provocó el lleno absoluto de las instalaciones del Palenque de la Feria Tijuana 2018, sino la euforia de más de 5 mil fronterizos que se dieron cita para deleitarse con el romanticismo que lo caracteriza en su corta trayectoria.
Con 26 años de edad, el cantante, compositor y acordeonista, oriundo del municipio de Guasave, saltó al redondel minutos después de la medianoche ante el griterío de las féminas, quien en su mayoría colorearon la gallera tijuanense, lugar en el que el autor de temas como “Se va muriendo mi alma”, “Loco enamorado”, y “Mi princesa”, se hizo acompañar de un ensamble entre norteño, banda, rock y big band para interpretar éxitos del cancionero mexicano, y autorías propias.
El acordeón colgando de sus hombros y espalda, fueron la fotografía de una noche excelsa en la que jóvenes y adultos corearon temas de Juan Gabriel, Juan Luis Guerra, y Pancho Barraza por mencionar algunos temas en el repertorio de Remmy Valenzuela, quien en homenaje a los grandes del regional mexicano y de la industria de la música en Latinoamérica, les interpretó durante el encuentro en la frontera, al que acudieron personas de ambos lados del bordo.
Por espacio de alrededor de tres horas, Valenzuela hizo estremecer el Palenque en una noche de domingo, en la que el licor y las cervezas aderezaron la fiesta, mientras las pasarelas de las damiselas mostraron la alegría de una noche en la que “Nadie”, “Te invito”, “Mentí”, “Te tocó perder”, “Te olvidaré”, “Espero con ansias”, y “¿Por qué me ilusionaste”, se fueron insertando a la noche, en la que también se agregaron clásicos como “El sinaloense”, y “Mi gusto es”, entre otras.
Encantando a la ciudad, Remmy construyó de a poco un recital completo, perfectamente bien instrumentando, cuidando detalles, apoyándose de coristas, percusiones, batería, bajo, guitarra, bajo sexto, sesión de metales, teclados, y la majestuosidad con que domina el acordeón al centro del escenario, para el goce de las féminas y la personificación de los caballeros cantándoles con amor.