“Si el pueblo quiere un dictador, démosle un dictador”
(Senado Romano, siglo V a.C.)
Entre los años 500 y 400 a.C., Roma había diseñado su forma de gobierno como República. El Poder Ejecutivo era los cónsules; el Legislativo, los tribunos y senadores; y el Judicial, los magistrados. Aunque en realidad, todo el poder lo tenía el Senado, pues éste podía quitar o poner a su antojo, cónsules, tribunos y magistrados.
Cuando había una emergencia para la República, ya fuera por invasión extranjera o por conflictos interiores, debidos a exagerada y notoria corrupción, o connatos de revueltas, y ante motines y manifestaciones populares contra el gobierno, el Senado tenía la opción de nombrar un dictador. A él se le daban todos los Poderes de la República para que solucionara el conflicto. Una vez hecho esto, el personaje era retirado y desposeído de los poderes temporalmente adquiridos.
¿Por qué sale a colación esta historia? Los mexicanos acaban de elegir un dictador con la mayoría absoluta en las Cámaras, para que haga y deshaga a su gusto, nuestro sistema republicano. Tiene todo el derecho.
¿Cómo se llegó a esto? El pueblo se cansó de aguantar tantos años (78) una dictadura de partido, corrupta, cínica, soberbia. En el año 2000 (hace 18 años), el pueblo se rebeló. El PAN pudo haber corregido los entuertos que originaron esta insurrección, ya que logró mayoría en las Cámaras, no absoluta, pero suficiente. Le ganó la codicia y se amoldó al sistema priista.
Los seguidores de este mesías creen que él va a resolver los problemas de esta nación. ¡Nada más lejos de la verdad! AnDiós Manuel es un producto nato del PRI. En ese partido nació, creció y va morir siendo priista. Si en algún tiempo se rebeló a su partido fue porque no lo consideraron apto para lo que él pretendía, igual que Cárdenas. Entre los dos conformaron otros partidos y se lanzaron a la lucha política. Todo mundo tiene derecho a hacerlo cuando sus aspiraciones se ven truncadas.
El PRI no es solo una forma de gobierno, es un sistema, una manera de actuar y pensar, una ideología. Los genios que lo crearon, entre ellos Plutarco Elías Calles y Tata Cárdenas, solo pensaron en acabar con tantos levantamientos y golpes de Estado que dejó la malograda Revolución Mexicana. El mejor caricaturista político de nuestra era tenía toda la razón: “de la revolución para acá han cambiado mucho las cosas, ¡de dueño!”. AnDiós Manuel es un engendro de ese sistema.
Hasta la fecha, y tengo bastantes años, he conocido las actuaciones de varios dictadores: Hitler, Stalin, Mussolini, Mao Tse Tung, Castro Ruz; de los recientes puedo nombrar a Chávez, Maduro, Ortega, Donald Trump y AnDiós Manuel, y ninguno se me ha hecho aceptable. Estados Unidos, nuestros vecinos, no me preocupan. Sus instituciones democráticas son muy fuertes y pueden resistir los embates de su dictador. Me preocupa México; sus organismos republicanos son muy frágiles y altamente corruptos. Creo que van a sucumbir al embate del antes Prian, ahora Primor.
Por medio de noticieros nacionales que oigo a diario, me he enterado que los comentaristas están perplejos porque el gobierno actual y algunas de sus instituciones, sucumbieron demasiado pronto a los encantos de este mesías. Todavía no es presidente electo y ya le dieron las llaves del gobierno. ¿De qué se admiran? ¡Si son de los mismos! Es el PRI viejo, de los años setentas que regresa por sus fueros: centralista, vengativo, autoritario, soberbio, corrupto y demagogo. No hay nada nuevo bajo el sol. Es la misma gata, nomás que revolcada.
Antonio Galván Herrera
Correo: galhantonio@hotmail.com
Tijuana, B.C.