AMLO no ha perdido el tiempo. El más que sinuoso trayecto de 12 años para llegar a la presidencia, pareciera que logró una mega acumulación de ideas de cómo lograr la transformación nacional, ideas que emergen masiva e irrefrenablemente. En apenas unos días ha dejado claro que el cambio va en serio y que el objetivo es convertirnos en una nueva República, basada en repartición justa de las oportunidades, la moralización de la vida pública, el orden estricto, pero democrático de la administración; la austeridad republicana de todos aquellos que participen en la conformación de los poderes, y los principios de inmediatez, eficacia y honradez en el manejo de los recursos públicos. Se ha planteado extirpar la corrupción, señalándola como la verdadera fuente de todos los males.
Entre las más destacadas políticas públicas para lograr estos objetivos, está el anuncio de que desaparecerá las delegaciones federales para constituir una sola coordinación general que representará al Gobierno Federal en todas sus funciones y en el ejercicio del gasto federalizado. Los alcances de esta medida aún se están diseñando, pero queda claro que la meta es terminar con el dispendio y la corrupción en los estados, que con el presupuesto federal ha ocurrido de forma escandalosa durante los años de la alternancia y el prianato.
Aquí unos datos de lo que ha ocurrido en Baja California en los tiempos de “Kiko” Vega y el peñismo. Aproximadamente, el 85% del presupuesto que ejerce el gobernador procede de recursos federales, los cuales se originan por participaciones, aportaciones y convenios, es decir, los Ramos 33, 28 y 23; el presupuesto ejercido para el año 2014 fue de 40 mil millones 158 millones 629 mil 700 pesos, pero para el año 2017 fue de 56 mil 504 millones 591 mil 417.25, lo que indica que el presupuesto creció en tan solo cuatro años, 16 mil millones 813 millones 911 mil 912.63 pesos. Esta cantidad al no haberse incrementado la nómina significativamente, debería haber alcanzado para desarrollar las obras de infraestructura que nos urgen. La desaladora de Rosarito, que se construirá mediante una obscura APP, costará cuatro mil millones. El acueducto que debería traer agua a Ensenada desde estación Tanama costaría 600 millones. Un hospital de especialidades para el abandonado San Quintín, mil 500 millones. Edificaciones escolares suficientes para incrementar 30%, la matrícula en la UABC, dos mil millones. Una vía férrea Ensenada-Tecate, mil 400 millones. La rehabilitación de los canales de riego afectados por el temblor en Mexicali, mil 500 millones. Un tren elevado que comunique a la metropolitana Tijuana, cuatro mil millones.
En cambio, el fabuloso incremento presupuestal se esfumó mágicamente y sin que la sociedad bajacaliforniana resultara beneficiada directamente; por el contrario, nuestro Estado se convulsionó cuando desde el gobierno, para edificar una desaladora, incrementó significativamente la deuda indirecta que significará pagar los abonos de la desaladora de Rosarito, cuyas ganancias estimadas por la exportación de la sobreproducción planeada de agua irán a parar a manos privadas.
Lo más triste es que el presupuesto anual para obra pública del gobierno del Estado, durante todos estos años, no ha rebasado los mil 500 millones de pesos, propuesto similar que gasta el Gobierno Federal en la manutención de las carreteras federales. Por eso, AMLO planea hacerse cargo del gasto y supervisión de los dineros federales mediante la figura novedosa de la coordinación federal, para cuyo encargo ha seleccionado a su persona de más confianza en estas tierras; ese que le ayudó denodadamente a conseguir la votación histórica de 900 mil votos en Baja California: Jaime Bonilla.
“Kiko” debe estar pensando, después de la elección presidencial, no en cómo llenar sus bolsillos, sino en cómo vaciarlos para regresar el dinero inculpador.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe es Doctor en Derecho Constitucional, ex diputado local, rector del Centro Universitario de Tijuana en el estado de Sonora y coordinador estatal de Ciudadanos Construyendo el Cambio, A.C. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com