A diferencia de prácticamente todas las películas del Universo de Marvel, esta cinta es un placer por su comicidad ligera. Lejos de grandes conflictos internos, aquí los protagonistas son dos superhéroes que combaten el mal a ras de suelo, como poderosos insectos de tamaño diminuto.
Su naturaleza misma los hace ser muy divertidos, y con el humorismo de Paul Rudd, nada mejor podríamos haber esperado.
La historia comienza cuando Hank Pym/El Hombre Hormiga o Ant-Man, se ve obligado a quedarse en casa y hacerse cargo de la familia tras la desaparición de Janet Van Dyne/La Avispa (Michelle Pfeiffer), quien, con su minúsculo tamaño, logró meterse en un misil nuclear.
Pasan los años y la pequeña Hope crece. Junto con su padre, trata de buscar una manera de rescatar a su madre de la dimensión cuántica donde se presume que se encuentra. En el camino se atraviesan Los Vengadores con los líos de la Guerra Civil, pero el verdadero interés es el túnel que este par pretende construir para llegar al Reino Cuántico.
Pero la tecnología del laboratorio donde este par trabaja, atrae a malhechores y ahí comienza la aventura que provoca risa cada vez que hay una pelea y los personajes cambian de tamaño –se hacen grandes o chiquitos, vaya- para descontrolar al enemigo.
Dirigida por Peyton Reed (el realizador de “Ant-Man”) la cinta tiene buenos momentos, provocativos, entretenidos, sin pretender ser lo mejor de Marvel en la pantalla grande, pero con suficientes elementos para sostenerse entre los mejores filmes de esta firma.
Con bastante nostalgia y mucha chispa, es como se narra esta historia de nuevos personajes con súper poderes, capaces de darnos lo que pocos pueden ofrecer: un filme nada ofensivo, sin pretensiones fastuosas, perfecto para las vacaciones de verano. ***
Punto final.- Me interesa ver “Sorry to Bother You”, tema muy actual en la era de codicia y criminalidad…