En la estructura priista, desde candidatos hasta el dirigente estatal, David Ruvalcaba, temían un posible “fuego amigo” por parte del equipo de la diputada federal Nancy Sánchez Arredondo durante este periodo electoral. Especialmente después de bajarla como candidata al Senado de la República en la posición número dos de la fórmula que encabeza Alejandro Arregui. Pero no, las zancadillas no vinieron de parte de quien hoy es delegada del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Baja California Sur, pero sí provinieron de un lugar cercano. Las huestes tricolores de la cúpula estatal acusan que Carlos Barboza Castillo, coordinador estatal de la campaña del candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional, José Antonio Meade, está haciendo quedar mal a Ruvalcaba ante Manlio Fabio Beltrones, coordinador para la primera circunscripción, y ante el dirigente nacional René Juárez. Explican que Barboza culpa a Ruvalcaba de los malos resultados obtenidos durante la actual campaña, que lo refundiría en la tercera fuerza política del Estado y la nación. Acusan que los conflictos comenzaron desde el inicio del proceso electoral federal, al no coincidir en la repartición de espacios al interior de la estructura partidista. La cosa subió de tono a la salida de Enrique Ochoa Reza, cuando se desataron varias desavenencias entre la dirigencia con los candidatos y la propia estructura nacional. Al parecer Barboza Castillo pretende quedar bien parado en caso de una aplastante derrota del PRI en Baja California, pues a la hora de cortar cabezas, podría resultar beneficiado para ocupar el cargo al que aspira desde siempre. Ahí está que los priistas, ni cuando están en el peor escenario, se pueden poner de acuerdo.