El que escribe, profesor Francisco Heredia Guzmán, se permite compartir el presente escrito con los lectores de la sección “Cartaz”, del prestigiado Semanario ZETA. Ante el violento clima electoral que prevalece en nuestro país, es necesario hacer un llamado a la cordura y al respeto, elementos indispensables para que las elecciones del primero de julio de 2018, sean una verdadera fiesta cívica y para que la voluntad del pueblo sea respetada. Es vergonzoso y hasta humillante que algunos empresarios estén implementado “el terrorismo laboral” en sus empleados y les hagan creer que de no votar adecuadamente, habrá terribles consecuencias. No debemos permitir que ningún trabajador se amedrente o intimide para que ejerza su voto. ¿Dónde queda, pues, la democracia? Los mexicanos tenemos el derecho de elegir libremente a nuestros gobernantes, sin que se nos intimide con el visto bueno del INE, a través de los diferentes medios de comunicación.
La valiente propuesta de Andrés Manuel López Obrador de quitar la millonaria pensión que reciben los expresidentes, es digna de valorarse. Tal pensión es indigna, pues ellos con seis años en la presidencia, se llevan más de cinco millones de pesos mensuales, mientras que los trabajadores de nuestro país tienen un salario que oscila entre los 800 y mil 200 pesos semanales. En nuestro Estado, a miles de maestros se les niega su jubilación a pesar de tener 30 y hasta 35 años de servicio, lo cual resulta verdaderamente indignante.
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Ejerciendo mis derechos como ciudadano y maestro jubilado, realicé la siguiente composición.
Yo apoyo a López Obrados,
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porque…
mi sangre sabe a pueblo.
Qué triste es el despertar
para el obrero y jornalero,
pues ya no pueden soportar
vivir con miserable salario.
Pobres hombres de mi patria
que ven sus sueños morir;
unos cultivan la madre tierra
y no tienen alimento para vivir.
Otros constituyen los edificios
y no cuentan con casa propia,
menos para educar a sus hijos,
pues tiene que pagar la renta.
Los políticos viven en la opulencia
y solo en las elecciones abrazan
y hasta besan mejillas con tierra;
seguros están que ahí no volverán.
Cómo me duele mi patria querida,
pues en ella campea la injusticia,
la inequidad social y la violencia
se aprovechan de la ignorancia.
Por eso reprimen al magisterio,
para terminar con la semilla de
la insurgencia, pues nuestra sangre
sabe a pueblo.
Francisco Heredia Guzmán
Tijuana, B.C.
