No es precisamente la historia elaborada con un admirable lujo de detalle como en el caso de “Rogue One”, donde cada frase, cada acción, incluso cada guiño, explica el origen del “Episodio IV”, donde primero conocimos esta saga intergaláctica en 1977.
La idea del siempre talentoso director Ron Howard fue apenas concentrarse en el personaje del audaz piloto del “Millennium Falcon” y su acompañante y copiloto Chewbacca, para ofrecer un filme lleno de acción, muy divertido, que tal vez no ambiciona despejar más dudas que el origen del apellido de Han y cómo encontró al wookie.
Alden Ehrenreich es el responsable de interpretar al vaquero espacial en sus inicios por el planeta de Corellia, en medio del mercado negro del “Hípercombustible” mientras trata de enamorar a Qi’ra (Emilia Clarke), con quien quiere huir del perverso lugar plagado por el trueque y el crimen organizado.
Pero las cosas no resultan como el protagonista quiere y termina envuelto con los bandidos de Tobías Beckett (Woody Harrelson), Val (Thandie Newton) y, por supuesto, Lando Calrissian (Donald Glover).
Aunque el verdadero enemigo es Dryden Vos (Paul Bettany) y el peligro es un cargamento de coaxium que nos lleva a otra aventura justo cuando se corría el peligro de aflojar la narrativa. He ahí el talento de Howard, apoyado por el joven Ehrenreich que, lejos de ser Harrison Ford, tiene lo suyo para encarnar de forma creíble a quien será el padre de Kylo Ren, y un apoyo fundamental para Luke Skywalker.
Hay buenos efectos especiales, estupendos robots, comedia, romance, adrenalina y una historia bien contada, con bastantes giros y traiciones, y un final que para ser anticipado, sorprende. Bien por todos los involucrados. *** y media.
Punto final.- ¿Episodio 9 para 2019? ¿Otra vez con J.J Abrams?