África es un país rico en metáforas políticas. Estos días, pensando en el caos que se vive en Washington, recuerdo que un soldado nigeriano me dijo hace mucho tiempo: “cuando los elefantes luchan, el césped sufre”.
Nuestra región ha beneficiado, cuando los líderes políticos entienden que siendo vecinos, tenemos que llevarnos bien entre nosotros para triunfar juntos. Por décadas, los presidentes estadounidenses han entendido que algunos de los factores más irritantes de nuestra relación, la inmigración, por ejemplo, han dado poder a México, incluso cuando los estadounidenses simplemente imaginamos que podemos cerrar la frontera. Nuestra interdependencia es una matemática muy complicada. No es sencilla -no se puede simplemente construir un “gran y hermoso muro”, costoso e inviable.
En los últimos 500 días, la Casa Blanca ha persistido con un enfoque simplista que pensábamos, pertenecía a los peores días del pasado. El elefante republicano ha identificado México como una potencial amenaza antipática y de seguridad nacional y ya no como un amigo. La Casa Blanca ya no cree en el vecindario de América del Norte y no está interesada en llevarse bien con sus vecinos. La búsqueda de un “gran y hermoso muro” se ha convertido en la piedra angular de la política de Washington. Amenazas inexistentes a la seguridad nacional de los Estados Unidos ahora se convocan para sancionar a México e incluso a Canadá. Estas sanciones traerán reacciones. A medida que este conflicto crece, es la hierba la que sufrirá y nosotros somos la hierba.
Recientemente, el primer ministro de Canadá dijo tener “muchos problemas para aceptar (las nuevas tarifas de Trump hacia los productos canadienses y mexicanos), ya que el presidente y la administración decidieron que Canadá -el acero y aluminio canadiense- es una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos…esto es un insulto…” Sí lo es para Canadá y México. Más allá de las sanciones, la Casa Blanca continúa presionando para que el TLCAN se renueve cada cinco años. ¿Quién quiere un trato así?
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¿Cómo serán Tijuana y San Diego si se pone fin al NAFTA; EE.UU., fortalece la frontera, rechaza el comercio de beneficio mutuo y alejan a México? El señor Trump está provocando elefantes que nadie puede controlar. Este conflicto solo puede ser catastrófico para Tijuana. Ninguna ciudad en toda la frontera ha sido más beneficiada por el TLCAN. Ninguna ciudad tiene tanto que perder. Es imposible imaginar el explosivo crecimiento económico de Tijuana sin el Tratado de Libre Comercio.
No solo Tijuana y sus ciudadanos sufrirán bajo el nuevo enfoque de Washington, puesto que los habitantes de San Diego se enorgullecen de la diversidad de la economía de su ciudad; en realidad, por la mayoría de su historia, la ciudad no era más que un pueblo/base militar de la Marina de los EE. UU. Gran parte del florecimiento reciente de San Diego ha sido el resultado directo de sus lazos económicos con México en general y Baja California en particular. Las instituciones académicas dinámicas de San Diego también se ven beneficiados por el intercambio que ocurre en esta región diversa. ¿Dónde van las aspiraciones internacionales de UC San Diego sin una cálida cooperación transfronteriza?
Tres cuartos de los votantes californianos entienden instintivamente esto. El Partido Republicano de los Estados Unidos, el partido del elefante, ahora completamente en las manos de Donald Trump, está muriendo en California. Solo uno de cada cuatro votantes de California se identifica como republicano, y los republicanos bromean que su tótem es una especie en peligro, en el estado dorado. Pero los californianos no controlan el futuro. Es el poder del elefante en Washington que nos está perjudicando. También es una realidad que existen pocas razones para el optimismo, siempre y cuando el equipo Trump/Pence siga a cargo. Por otra parte, se está gestando una reacción política en México y esto puede resultar en que las cosas sean más difíciles.
Los líderes cívicos, la comunidad empresarial y la población local deben prepararse. En esta batalla de gigantes, sin duda es Tijuana la que sufrirá más que nadie o que ningún otro lado.
Andrew S.E. Erickson es un orgulloso ex residente de Tijuana, ex diplomático de los Estados Unidos, con Maestría del Colegio Nacional de Guerra, y un fuerte creyente de la importancia de las buenas relaciones entre mexicanos y estadounidenses.