No, no se trata de un anticipado índice de pobreza en Baja California, sino de la pobreza intelectual y política que se vive en el Partido Acción Nacional local con miras a la elección del próximo año, cuando habremos de renovar con el voto a gobernador, presidentes municipales y diputados (algunos por cierto, tendrán la osadía de pretender ser reelectos). Como no ven muy clara la ventaja que pudiera tener su candidato a la Presidencia de la República, Ricardo Anaya Cortés, atascado en el segundo lugar de las preferencias electorales en las diversas encuestas, por más de 15 puntos sobre el puntero, los panistas de “Baja” andan muy preocupados en quién será su candidato a gobernador en 2019. Dadas las circunstancias, están buscando a uno (no han considerado a ninguna mujer) que sea capaz de cuidarle las espaldas y las cuentas a Francisco Vega de Lamadrid. Y como el primero en apuntarse es el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum “El Patas”, en la cúpula panista y el círculo cercano a Vega, no lo quieren. Le sacan la vuelta, lo tachan de loco. Por eso, hurgando entre las querencias del gobernador, se les ha ocurrido que el bueno sea Alfonso Álvarez Juan, actual secretario de Desarrollo Social que ha destacado por su bajo perfil, y que en 2010 perdió la alcaldía de Tecate frente al priista Javier Urbalejo Cinco. Álvarez Juan obtuvo, de verdad, únicamente 9 mil 444 votos, algo así como el 12 por ciento del listado nominal del Pueblo Mágico (Urbalejo ganó con 17 mil 203 sufragios a su favor). Aun así, que no fue capaz de ganar uno de los municipios más pequeños del país, los panistas de la cúpula albiazul, le apuestan a que es amigo de “Kiko” Vega y le meterán todas las ganas y el dinero. Pero como hasta en esos niveles de pobreza hay competencia, dicen que otro anotado para ir por la grande en el Estado es Francisco Rueda Gómez, otro secretario de bajo perfil del gobierno local, con todo y que ocupa la posición número dos en BC. Ahora sí que la caballada en el PAN bajacaliforniano no solo está raquítica, sino de mucha pobreza.