Como se puede valorar a las figuras de la historia, igual hay que verles sus debilidades humanas.
La década pasada que les empecé a enviar cartas, mencionaba qué triste era ver cómo los políticos no nos tomaban en cuenta a la ciudadanía (o plebe, chusma, prole, en fin) y hoy día, las cosas no han cambiado, incluso han empeorado. Y lo que sí es indiscutible es que éste, nuestro México, es una espléndida utopía y paraíso de ensueño para los políticos y partidos, gracias a que como país de gentes que no leemos muchos libros, ni nos informamos y menos analizamos a fondo, no profundizamos los temas con lógica ni criterio, acabando cuales veletas manipulables.
Este año 2018 ya iniciaron las campañas con tanta publicidad nauseabunda que ofusca y marera y ya muchos habitantes se han ido inclinando a los extremismos: unos a despreciar y desmerecer a los otros candidatos o “candidotes”; mientras que, viceversa, otros han idolatrado o se han convertido en zombis, “convencidos” en quemarle incienso a quienes creen, de entre estos, que uno será el “profeta” político que va a ser el mago prestidigitador, quien, ¡abracadabra!, y ¡presto!, si sale ganador o “ganón”, por arte de magia o vara mágica, o al triscar los dedos, va a hacer que todos los baches queden tapados; todos los políticos (incluso sus partidarios) ya no vayan a robar, y con solo estar levantando sus deditos, le exigirá al Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial que nos reduzca la deuda externa, consiguiendo que automáticamente bajen todos los impuestos, bla, bla, bla…Qué triste es ver en México a gente tan absurda e ilusa.
Gane quien gane (o habiendo votado “de castigo”), pasada la euforia de la “cargada” del que se imponga, los habitantes no debemos volver a caer en ser solo gentes atenidas, esperando ciegamente satisfechas que nada más ese alguien “mago” o “brujo”, haga todo por nosotros; ni continuar siendo unos hipnotizados por tele-vi-zteca; las kardashian, los Xolos, las tele-ni-verlas, etc., sino convertirnos en ciudadanos vigilantes y pensantes, recordando que solo si les exigimos cuentas a los políticos y partidos de todos los colores y sabores, será como evitaremos, como hasta hoy, ser otra vez unos defraudados tontos, crédulos, que caen en un encajonamiento y despeñadero social.
De los tres candidatos de grupos delanteros, el señor José Antonio Meade del PRI y coligados, Andrés López (AMLO o “Peje”) de Morena y seguidores; así como el señor Ricardo Anaya del PAN y sus iguales acompañantes; todos traen colas de muchos kilómetros que pisarles. De los (dizque) independientes, el señor Ríos Piter es un fugado del PRD; la señora Margarita Zavala, fugada del PAN, o el señor “El Bronco” Jaime Rodríguez, salido del PRI, igual solo representarán más de lo mismo, aparte de la solitaria señora María de Jesús Patricio, que participó en el EZLN.
Reconozco que sin algún otro candidato verdaderamente independiente (o no fugado de la mafia-partidos de siempre), la oferta (sic) -salvo para los partidarios, los aborregados o los fanatizados- es de nuevo decepcionante y causa desencanto o acorralamiento a lo mismo. Serán un falso cambio y nada esperanzador para los votantes.
Los más eufóricos izquierdistas de Morena la traen con que, zambomba, se idolatre como tótem mágico al señor López, que hará actos de curandero regenerador (pero quien ya empezó a rodearse de un montón de fósiles). Por su parte, los que por costumbre o compromiso de partido voten por los neoliberales del PRI y sus coligados, o por el híbrido PAN-PRD, lo harán por el statu quo. Mientras los independizados fugados, a duras penas paran sus cuellos.
Ante los ánimos peor encendidos que agitan porque gane su “gallo” del partido pinto o colorado, no nos llevemos. Quienes recordamos que los izquierdistas del locuaz Echeverría y el igual vano de López Portillo, prometieron las estrellas, sabemos que nos hundieron. Tampoco nos han impresionado tecnócratas neoliberales. La mayoría de mexicanos estamos curados de espantos. Todos han salido del mismo sistema que es una cloaca.
Hay siete opciones, pero ninguna es una panacea o esperanza real. Por eso, tras los resultados, no seamos ilusos, tontos, de que alguno vaya a ser mago con vara mágica o brujo con truco. Calma. Amablemente. Continuará.
Atentamente,
José Luis Haupt Gómez
Tijuana, B.C.