Para quienes nacimos o vivimos en esta región del mundo, el noroeste de México, sureste de los Estados Unidos, desconocer a César Chávez es desconocer nuestra identidad.
César Chávez es un personaje central en la historia regional de México y Estados Unidos, específicamente para Arizona, Sonora, California y Baja California. Tan solo pensemos en los millones de mexicanos, latinos y norteamericanos que hoy reciben por su trabajo, el beneficio de los “strikes”, huelgas y boicots que persuadieron a los agricultores y granjeros de Estados Unidos a dar sueldos y prestaciones justas y humanas a millones de empleados en sus plantaciones y ranchos.
Entre las muchas vertientes o interpretaciones que pueden hacerse sobre la Lucha de Chávez y la Unión Campesina que él fundó, dirigió y sigue animando con su testimonio. Mario T. García publicó en 2007: “El Evangelio de César Chávez. Mi Fe en Acción”, con prólogo del fraile franciscano Virgilio Elizondo.
César Chávez es considerado el “Moisés Chicano” o “Mesías Chicano”. Para diciembre de 2014 saldrá a la luz un estudio teológico de Luis León que editará la Universidad de California sobre la “Espiritualidad Política de César Chávez: Cruzando las fronteras religiosas”.
Los teólogos y estudiosos de prestigiadas universidades de California y más, han publicado una infinidad de estudios sobre cómo la fe religiosa, en este caso católica, del líder campesino, motivó sus sacrificios y fructificó en beneficios concretos para las personas necesitadas y explotadas en el contexto de los años 60, en California y en Estados Unidos.
Diego Luna en la admirable producción filmográfica de 2014, sobre la vida de César Chávez, no ha exagerado en el sentido religioso de las batallas del líder campesino nacido en Yuma, Arizona, un 31 de marzo de 1927, y fallecido en San Luis, en ese mismo Estado, el 23 de abril de 1993.
Este líder campesino , de enorme inspiración cristiana-católico, quedará en la historia de los Estados Unidos como un ejemplo para los ciudadanos que acepten y admiren a un verdadero líder, quizá lleno de miserias y limitaciones, pero con una expresión auténtica de quien pudo alcanzar por su fe en Dios, la Guadalupana, la Eucaristía, la oración, el rosario, su vida matrimonial, sus hijos y eminentemente por una lucha a favor de los pobres migrantes explotados, no tanto por los norteamericanos, sino por migrantes europeos mafiosos y groseros que se toparon con la fortaleza de un hombre y su unión inspirada en la no violencia, pero exigiendo lo que muchos hoy ignoran; beneficios que disfrutan incluso los que ignoran y desprecian al propio Chávez, sin saber cuánto entregó él, su esposa y familia, compañeros de lucha, para dignificar a millones de trabajadores.
Entre las múltiples investigaciones sobre César Chávez, ya han sido liberadas y publicadas las investigaciones que el FBI realizaba en relación al líder de los trabajadores; en una de ellas sobresale una ficha mal escrita por algún oreja o espía federal que apuntó en una tarjeta reporte: “César Chávez: lidercillo de güebones”. Así con esos errores y con ese estilo amargo de policías políticos más cercanos a la KGB o a la CIA, paranoicos burócratas ignorantes. Pero es la historia, en este caso, la errónea visión histórica que sobre César Chávez realizó la agencia Federal de “Investigaciones”. Para ellos Gandhi, Nelson Mandela, Luther King, los Kennedy, así como César Chávez, eran meramente “comunistas”. Como diría Joan Manuel Serrat: “disculpe el señor, pero estos -pobres- no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado”. César Chávez le dice a los agentes del FBI que cómo puede ser él, comunista, siendo católico”. Puros moros con tranchete han visto muchos en este auténtico líder nacido en el desierto de Arizona, Yuma.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com