“Quien esconde por miedo su opinión, y como un crimen la oculta en el fondo del pecho, y con su ocultación favorece a los tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo” .-
José Martí
Quienes laboramos en ZETA queremos aprovechar esta edición para agradecer a nuestros lectores, a nuestros anunciantes, a nuestras fuentes de información, por apoyarnos, por seguirnos, por ser nuestras conciencias, nuestros acicates; por convertirnos en el canal de difusión de sus temores, inquietudes, inconformidades y propuestas. Por acompañarnos durante casi cuatro décadas en la búsqueda de las múltiples voces de la verdad, del ejercicio pleno de la libertad de expresión, de la libertad ciudadana.
Por ser nuestros socios solidarios en esta empresa de periodismo que desde el 11 de abril de 1980 ha tenido como objetivo principal, buscar donde nadie más busca, e investigar de manera sistemática los problemas que afectan a nuestra sociedad, esos que genera la corrupción en todas sus formas, que amplían las desigualdades sociales y multiplican la victimización de los sectores más vulnerables, los que impiden el desarrollo de la entidad y su gente.
Gracias, porque su apoyo nos ha permitido informar cómo funciona y cómo falla el sistema político, social y económico de nuestros municipios, estados y del país. Y hacerlo desde los años ochenta, cuando esta libertad era impensable y practicada -como ahora- por una minoría, no ha sido fácil, pero responde al compromiso con la libertad.
Para Ustedes el reconocimiento por ser copartícipes de esta búsqueda y promoción de funcionarios públicos y gobiernos honestos a través de la exposición pública de corruptelas, nepotismo, auto-compras, contratos ilícitos y a modo con recursos públicos.
Por pugnar junto a este Semanario por leyes más justas, así como la anulación o reforma de políticas públicas onerosas y fallidas, por abogar por un empresariado con más dignidad y decoro, y menos oportunismo político-económico. Por evidenciar el surgimiento de una sociedad más comprometida. Por el valor, los testimonios y las entrevistas anónimas, por los expedientes que nos han permitido exponer el mapa y organigramas de criminales.
Por su absoluta convicción en el placer intelectual y cívico de oponerse, de levantar la voz ante las injusticias, la corrupción y la impunidad, conceptos muy claros en Baja California y en el resto del país.
Por la credibilidad en nuestra línea editorial que no aplaude, que no vende menciones, que no vende notas ni entrevistas, ni portadas, ni halagos. Tanto el reconocimiento como las referencias negativas se ganan; son los lectores, los ciudadanos, sus necesidades y sus aportaciones, las que definen nuestro trabajo.
Al igual que muchos ciudadanos que han sido victimizados por funcionarios corruptos, por criminales, o por el binomio narco-políticos, como periodistas sabemos que en países como México, y estados como el bajacaliforniano, la libertad cuesta cara, desde las presiones económicas con las constantes auditorías federales o estatales, las negativas a pagar contratos de publicidad, las amenazas a la vida de los miembros del consejo editorial, las fachadas baleadas… hasta los momentos más aterradores donde el precio ha sido profundamente doloroso y asfixiante.
Como el asesinato de nuestro cofundador de ZETA, Héctor Félix Miranda (1988), cuyo homicida, Antonio Vera Palestina fue liberado tras purgar una condena de 27 años de prisión y regresó a laborar con su jefe de toda la vida, el también ex preso (2011) Jorge Hank Rhon.
El intento de homicidio del cofundador de este Semanario, J. Jesús Blancornelas -en el cual nuestro compañero Luis Valero fue acribillado- y el crimen del editor general Francisco Ortiz Franco (2004), estos últimos tres expedientes en total impunidad, pese a que las autoridades identificaron a los autores en su momento.
Doce años han pasado desde que Adela Navarro y René Blanco fueron designados codirectores, desde entonces ZETA está escribiendo una nueva historia, pero sustentada en los mismos valores de un periodismo crítico e independiente en el que “Más vale perder la nota que perder la credibilidad”, donde la sociedad civil tiene un papel fundamental en esta relación que nos permite investigar la información que delincuentes -los de dentro y los de fuera del gobierno- intentan ocultar.
Estamos a punto de cumplir apenas cuatro años en el formato digital, en el que nos falta mucho por abarcar, pero su preferencia ya nos permite tener un promedio de 2.5 millones de usuarios mensuales, y seguimos trabajando en la expansión.
Así hoy, como cada año, usamos este espacio para reiterar el compromiso hecho con la sociedad desde la primera página editorial de ZETA aquel 11 de abril de 1980: “… continúa el reto a la continuación del quehacer periodístico”, “… aquí no habrá lamentos, solo la exigencia al Derecho y a la justicia. Solo la búsqueda y la exposición de la verdad. Únicamente la Libertad de Expresión”.
Gracias por 38 años de circulación de ZETA, Libre como el Viento.