Si el ex dirigente estatal del PRI, ex diputado y ex candidato a la alcaldía de Tijuana, René Mendívil Acosta, aún no se da cuenta que su partido simplemente no lo considera para nada, es un buen momento para que lo acepte.
Los grupos del PRI -mayoritariamente hankistas-, que pilotean actualmente al partido, lo han tratado como si Mendívil fuera un “seccional” o uno de esos representantes que cuidan alguna casilla en alguna colonia olvidada.
Nada, no le dieron nada en la repartición de candidaturas y carteras electorales a pesar de que, desde 2015, en su aspiración por convertirse en el candidato a la presidencia municipal de Tijuana (que lo fue), Mendívil fue a postrarse con el cacique del Hipódromo, quien es actualmente el intendente de puestos dentro del Revolucionario Institucional.
Mendívil fue un cuadro importante para el PRI, con enorme experiencia electoral y política. Apenas hace un par de años, era uno de los principales operadores del PRI y de Fernando Castro Trenti, rival predilecto de Hank.
Castro perdió la gubernatura frente a la alianza PAN-Hank, y Mendívil al tiempo cambió de bando, se retrató con todos los asalariados y enamorados del Grupo Caliente, incluso ayudó en tareas específicas. Y aquí está el pago.
Mendívil pensó que el PRI lo consideraría para ser candidato al Senado, y nada. Luego se abrieron las reparticiones de las candidaturas a diputados y, nada. Hace días, aún se creía que lo tomarían en cuenta para la lista de candidatos plurinominales y… ¡nada! Es más, ni una suplencia alcanzó ni para él, ni para los suyos. Ahora, con la promesa de que le será entregada una delegación federal para que goce y disfrute de lo que le queda a este gobierno, Mendívil sigue sonriendo al partido que lo ha ninguneado.