Increíble, todavía hay quien crea en el PRI y vota por este partido. Esos creyentes o simpatizantes de este partido tricolor, me imagino, no les afectó el gasolinazo de enero de 2017, ni la devaluación peñista; han de ser de buena posición, unos pudientes, o tienen un cargo en algo que derive del PRI-Gobierno Federal para seguir en la marea roja, que ya despertó con el “destapado” José Antonio Meade. No puede ser que haya quien aplauda y vitoree a su verdugo o secuaz, Meade, que los empuja a seguir creyendo que es el mejor, siendo lo contrario. Los resultados ya los conocemos todos y han sido nefastos para los que los han sufrido, todo a causa de la política peñista que, no está de más decir, ¡de verdad que bueno, ya casi se va! Nadie se atrevió a pedir su destitución como Presidente de la nación mexicana. ¡Qué se tiene en la mente para creer en el tricolor en 2018! Allí se los dejo.
La tierra escarlata se tiñe desde Tapachula a Tijuana. Un país sumergido en borbotones de sangre que bombean cuerpos mortalmente heridos a causa de la ingobernabilidad que desde hace muchos lustros ha generado la corrupción, la descomposición social y uno que otro plan contra la violencia que no sirvió para nada. Un país que día a día pierde más su paz menguada y violada por individuos que se dejan guiar por la vida fácil y el dinero mal habido, el cual se expande de frontera a frontera; es como si tuviéramos en una revolución o levantamiento armado.
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Marea roja y tierra escarlata, dos colores por igual. Uno por la ceguera al designar quién los quiere gobernar; y otros por la vida fácil y el dinero que pronto envenena a las juventudes y pone en complicidad a los gobiernos que no hacen nada.
La marea roja en 2018 dañará cruelmente a México si gana Meade y seguirá la tierra escarlata como hoy, con miles de muertos y un futuro gobierno-complaciente y culpable de la corrupción diaria.
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Podemos ser víctimas sin saberlo.
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Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.
