El viernes 23 de marzo se cumplen 24 años de su muerte y de sus ideales, por los que luchó, pensó, redactó, propuso y jamás se vieron realizados. El hombre valorizado que rompió con los esquemas y dividió al sistema millonario, a la pobreza, que su partido debía ver, atender y luchar. El hombre recio, recto, que fue orador cuando joven; el que estudió en Viena, el fiel al partido, nacido de la Revolución Mexicana.
El hombre atrevido que le costó la vida por hablar a favor del pueblo y que murió cobarde e inesperadamente en Tijuana, entre la pobreza, por lo que vio y dio su discurso en el DF.
El hombre con mente humana que dijo: “es la hora del México y sus causas”. El hombre que no murió solo, el asesino también mató a otra persona, su esposa moralmente. El homicida dejó dos personas, sus hijos huérfanos, como el país huérfano de atención, sin apoyo, sin amor a sus gobernados. Ya es historia el asesinato de Colosio, ya aparece en enciclopedias su vida y en estampitas escolares que refieren quién fue, qué hizo, qué no pudo hacer.
El candidato quitado del camino, del que hay dos culpables, los cuales evitaron que lograra su propósito. Vox populi sigue diciendo que el que mató a su sirvienta, mató y fue el asesino intelectual, Carlos Salinas de Gortari; y el material, el michoacano Mario Aburto Martínez, que cumplió una pena de 42 años de prisión.
El candidato malogrado no pudo concretar la voz que hizo eco en el Monumento a la Revolución, un 6 de marzo de 1994.
Han pasado 24 años y la pobreza sigue y el recuerdo, pocos son los que lo traen en la mente. Siga descansando en paz, Lic. Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.