Nuestro país tiene grandes retos y por supuesto infinidad de pendientes. Los problemas sin resolver por la incapacidad de los gobernantes se incrementan día a día, pero también debemos reconocer las cosas positivas que suceden en el ámbito político, social, deportivo y cultural en México.
En lo personal me da enorme gusto cuando en el extranjero se habla bien de nuestro talento gracias a esfuerzos individuales o colectivos.
Es la segunda ocasión que en familia asistimos al Abierto Mexicano de Tenis, lo anterior gracias al apoyo de mi hermano Polo Abaroa. En esta ocasión se celebró la edición número XXV, los primeros años se llevaron a cabo en la Ciudad de México, pero en los siguientes “emigró” a Acapulco, Guerrero, donde se asentó con gran éxito.
Para ponerlo en perspectiva deportiva, el Abierto Mexicano está catalogado como el mejor en la modalidad de 500 puntos. Hay que recordar que los torneos más importantes son los que aportan mil y dos mil puntos. En esta última categoría se encuentra el Abierto de Australia; Roland Garros, en Francia; Wimbledon, en Inglaterra; y el Abierto, en los Estados Unidos.
El torneo en Acapulco poco o poco se fue consolidando y para festejar sus 25 años se anunció la presencia de siete de los 10 mejores tenistas del mundo. Desafortunadamente, el español Rafael Nadal y el croata Marín Cilic se lesionaron, previo al evento, y no pudieron participar, pero sí lo hicieron el alemán Alexander Zverev, el austriaco Dominic Thiem, el norteamericano Jack Sock, el sudafricano Kevin Anderson y el campeón de esta edición, el argentino Juan Martín del Potro.
Para darnos cuenta del impacto que ya tiene el Abierto Mexicano, en estas mismas fechas, en Dubai, se desarrolla un torneo similar y solo contó con la presencia de un jugador ubicado dentro de los 10 primeros del mundo.
Los que tuvimos la oportunidad de estar ahí, fuimos testigos de la calidad de sus jugadores, estoy seguro que aquellos que lo presenciaron por televisión también lo disfrutaron. Pero más allá de hablar de lo deportivo, me generó un enorme gusto escuchar comentarios positivos de una ciudad que ha sido azotada por la violencia. Algunos dirán que el torneo se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, pero, para ser sinceros, su presencia fue por demás discreta.
Los organizadores desde años atrás han apostado su dinero y les ha redituado, ahora el complejo que se construyó para dicho torneo está lleno de patrocinadores y lo más importante de aficionados deseosos de regresar al siguiente año.
Pero el Abierto Mexicano no es el único evento deportivo que ha llamado la atención, hay otros que han resultado un verdadero éxito: la Fórmula 1 (carreras de autos), los juegos de la Liga Profesional de Futbol Americano (NFL), los partidos del Basquetbol Profesional (NBA) y próximamente, en Monterrey, el béisbol entre Dodgers y Padres (MLB).
Lo anterior sin mencionar los múltiples conciertos de todo tipo de música que se desarrolla en diferentes ciudades del país. La Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey son cede de aquellos de talla internacional.
Sin duda alguna, nuestro país se ha convertido en un escaparate mundial. Además de ser excelentes espectáculos, también se convierten en grandes negocios para los inversionistas.
Lo que me llama la atención es que de ninguna manera son eventos económicos, por el contrario, son caros y aun así están a tope.
Si bien nuestro país enfrenta graves problemas como la inseguridad que afecta su imagen, también existe el otro lado de la moneda, donde generamos confianza y ganas de trabajar con nuestra gente, como lo demostró una vez más el Abierto Mexicano de Tenis.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro
