Después de diez años de casados, una pareja estaba acostada en la cama cuando la esposa sintió a su marido acariciarle de una manera que no lo había hecho en mucho tiempo.
Sus caricias eran muy sensuales, empezando por la nuca hasta llegar a su espalda.
Después acarició sus hombros, bajando lentamente hacia su pecho y parando justo después de su ombligo. Luego posó su mano en el interior de su brazo izquierdo, acariciando el lado de su seno, bajando por su costado, sobre el glúteo hasta llegar a la pantorrilla. Siguió hacia arriba por el interior de su pierna, deteniéndose en la ingle.
Repitió las mismas caricias en el lado derecho y de repente se paró, se dio la vuelta y se puso a ver la televisión.
La esposa, que estaba muy alborotada, le preguntó con una voz extremadamente dulce:
— Lo que estabas haciendo estaba maravilloso. ¿Por qué paraste?
“Es que ya encontré el control remoto”.
Autor: Un divorciado.
Reflexiones nocturnas
Un matrimonio se dispone a acostarse al final del día. De pronto, reflexivo, el marido dice:
“Amor, mira cómo estoy, qué deprimente. Estoy barrigón, calvo y viejo, necesito subir mi autoestima”.
Ella, pensativa y paciente, le responde:
“Tienes muy buena vista y, como siempre, ¡tienes la razón!”.
Autor: Mujer lengua larga.
Ironía
Dos obreros de la construcción conversan durante el almuerzo:
— ¿Sabes quién es Miguel de Cervantes?
“Pues no”.
— ¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Al día siguiente, el primero pregunta:
— ¿Sabes quién es Albert Einstein?
“Pues… no”.
— ¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Otra vez, al siguiente día, el mismo obrero pregunta:
— ¿Sabes quién es Karl Marx?
“Pues no…”.
— ¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Ya harto, el otro contesta:
“Y tú, ¿sabes quién es Pedro Fonseca?”.
— Pues no…
“¡Qué tonto eres! Es el tipo que se divierte con tu mujer mientras vas a la nocturna”.
Autor: Maestro de la nocturna.
Con un dejo de sarcasmo
— ¿Alguna vez has estado perdido?
“Sí, en tu mirada”.
— ¡Ay, qué lindo! ¿De verdad lo dices?
“Claro, es que estás bien bizca”.
Autor: Oftalmólogo.
Dicen que esto fue cierto…
En una ocasión, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto platicaban en Los Pinos; Peña dice a Calderón:
— No sé por qué en el PRI me tienen como una persona inculta, y en todo México de zonzo no me bajan.
“Mira, manito, eso es fácil de explicar y la respuesta me la vas a dar tú al contestarme esta pregunta”.
— ¡Sobres! Pregúuuntame, caramba, pregúuuuntame…
“Dime el nombre de un importante General francés que montaba un corcel blanco”.
— Ay, mano, casi tengo la respuesta pero dame otra pista, para no verme tan maravillosamente genial.
“Está bien, Enrique. Este General dominó casi toda Europa y conquistó España. Puso a su hermano como emperador y siempre traía su mano dentro de la chaqueta del uniforme militar”.
— Caramba… los Moreira, no. No estaban en España. La tengo en la punta de la lengua, pero dame otra pista para no decir una babosada.
“Está bien, te voy a dar una última pista, pero antes ve al refri y tráeme una botella de NAPOLEÓN para echarnos un trago y verás cómo te acuerdas”.
Entonces va Peña Nieto a la cocina y regresa con una sonrisa. Le dice a Calderón:
— Mejor pista no me pudiste haber dado, ¡cómo me voy a olvidar del famoso General Electric!.
Autor: Ex coordinador de alguna campaña.
Hambriento
La Policía del Condado de Luzerne en Pensilvania detuvo a un hombre acusado de robarse una olla de albóndigas. La evidencia fue ¡EN ZERIO! la salsa que el hambriento ladrón todavía tenía en su mejilla y en la ropa.
Leahman Glenn Robert Potter, de 48 años de edad, es el señalado de haber cometido semejante fechoría el lunes 5 de marzo, cuando vio una olla con comida en una cochera ajena y simplemente se la llevó. La víctima reportó el hurto y, cuando los oficiales patrullaron la zona, con facilidad detectaron al goloso criminal que, además, había dejado el recipiente a media calle. Ahora, por su voraz apetito, este sujeto enfrentará cargos.