Caminaba un viejo solo
por un callejón oscuro,
con un costal en el hombro
y en sus manos un pan duro.
Agachado va el viejito
por enfermo y nada más,
se queja, mas no de grito,
sino pidiendo piedad.
Va rezando el pobre viejo,
rogando a Dios caridad,
llora quedo, exhala un quejo,
está enfermo de verdad.
Alguien lo va persiguiendo,
él no ha mirado hacia atrás,
le grita el malo diciendo:
¡Anda viejo, párate ahí!
Voltea el mendigo pidiendo
solo un pedazo de pan
y en la mano del bandido
brilla un enorme puñal.
Y furioso el desalmado
contra el viejo arremetió
y al verlo ya derribado
sus bolsillos revisó.
Al no encontrar ni un centavo
lo dejó y se levantó
viendo que éste era un mendigo
que su vida fracasó.
¿Por qué murió el pobre viejo?
Nadie jamás indagó,
solo lo supo el malvado
que fue quien lo asesinó.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Correo: jomian1958@hotmail.com
Tijuana, B.C.