Era domingo, y el escenario, una agencia del Ministerio Público del Estado en Ensenada, en el edificio de la calle Novena e Insurgentes. Un hombre fue presentado por una agente ministerial por el delito de allanamiento de morada. Como corresponde, antes de pasarlo a celdas lo llevaron al área médica para certificar el estado físico en que se encontrada. El policía lo acercó y lo dejó entrar, sin esposas, ante el médico. Ahí se supone estuvo varios minutos en lo que la revisión médica tuvo lugar. Una vez concluida, el encargado del área indicó al detenido que se podía retirar. Este abrió la puerta del cubículo, y nada. No había ni un policía vigilando, ni el agente ministerial encargado de su resguardo. Confiado en el óptimo escenario que se le puso enfrente, el delincuente salió tranquilamente del consultorio y se encaminó a la salida, donde un empleado de recepción lo confundió con un ciudadano visitante a las instalaciones y lo dejó salir. Testigos aseguran que por ser domingo las oficinas estaban prácticamente vacías y que la agente ministerial a cargo del caso estaba distraída al momento que su detenido emprendió la huida. Una vez que la oficial se percató de su error, que provocó la evasión, activó un operativo y, afortunadamente para la comunidad, dos horas después logró la reaprehensión del sujeto. No se sabe qué sucede con la distraída agente ministerial, pero de que la subprocuradora en Ensenada, Norma Alicia Velázquez Carmona, no ha informado de los protocolos en el manejo de detenidos, no lo ha hecho. Pifia.