Hace una semana, el pasado 16 de febrero, se reportó el varamiento de un ejemplar juvenil de tiburón Ballena en la Bahía de La Paz, lo que tuvo como reacción que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en Baja California Sur, alertara a los integrantes de la Red de Varamientos con la intención de que intervinieran en dicho suceso.
Por lo que, integrantes de la Red acudieron al sitio con la finalidad de encontrar al ejemplar, sin embargo, no fue localizado en su primer intento, siendo esto en las primeras horas del día viernes. Posteriormente, horas más tarde se emitió un nuevo reporte donde aseguraban haber visto nuevamente al ejemplar, por lo que al llegar al sitio por segunda vez, la prisa se volvió inútil luego de que el tiburón se encontrara sin vida, situación que consideran difícil.
“Estos son acontecimientos únicos, no es común que un tiburón ballena este muerto, el único registro que tenemos es de Bahía de los Ángeles, en donde también se registró un varamiento y no pudimos obtener muestras, solamente allá nos consiguieron un ojo y un poco de tejido”, explicó Felipe Galván Magaña, investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) de La Paz.
De acuerdo a la versión ofrecida por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, se explicó que la necropsia concluyó que “se trataba de un ejemplar de 5.48 metros de largo con un peso de cinco toneladas, el cual murió ahogado a causa de un cabo atado a su cuerpo”, aunque esta versión contrasta con la emitida por los investigadores de Cicimar.
“Nosotros creemos que podría ser una muerte natural, más que nada porque mucho se habla porque se enmalló en una red o algo así. A modo groso no pudimos distinguir en el organismo, marcas de que fuera atrapado por alguna red, restos de ésta o alguna cicatriz, no había; había una pequeña incisión, como para poder decir que se trataba de una red o algo”, comentó Katherine Soto López, estudiante de Cicimar.
Este hecho ha generado un campo de investigación único, ya que es la primera vez que se tiene acceso a tanta información, esto debido a la alta protección que existe sobre esta especie, razón por la que son pocos los estudios que se tienen tan a detalle sobre el tiburón ballena; de modo que al contar con muestras tan grandes, ha generado un campo de investigación único, el cual será explorado por los investigadores mexicanos adscritos al Cicimar.
“Esto es algo importante para nosotros, pues nos va a permitir poder generar la mayor información posible, aprovechando la oportunidad que no es tan común que tengamos muestras de un tiburón de este calibre por la protección que tiene”, detalló Diego Juaristi Videgaray, estudiante del Cicimar.
De acuerdo al registro de los investigadores en la base de datos existen, solo existen dos casos documentados en el mundo de un hecho similar; el primero de ellos en el municipio de Ensenada, Baja California, ocurrido el pasado primero de junio de 2017, cuando un ejemplar adulto de diez metros fue localizado muerto, descartándose entonces que el ejemplar falleciera por alguna red o arte de pesca; y finalmente, ocho meses más tarde, en Baja California Sur se revela otro lamentable deceso marino, en las cálidas aguas de sudcalifornianas, refiriéndonos a este último.
A través de las muestras colectadas se desarrollarán estudios que arrojarán distintas hipótesis sobre estas criaturas marinas. De modo que estos estudios marcarán un antes y un después, ya que se podrá contar con material informativo nunca antes recabado.
Pese a que se estiman más fallecimiento de esta especie, los registros se pueden contabilizar de forma única, pues en lo referente a México, éste sería el segundo evento de esta índole, por lo que se cree que de comprobarse que se trató por una arte de pesca, se podrían tomar medidas más rigurosas para el cuidado de estos mamíferos, una de ellas podría ser la prohibición del avistamiento del tiburón ballena en Baja California Sur, situación que afectaría de gran forma al Estado, pues tan solo los primeros días de la temporada invernal se contabilizó la presencia de ocho mil turistas al municipio de La Paz, quienes buscaban presenciar el avistamiento, generando una derrama económica superior a los veinte millones de pesos anuales.