Los niveles de impunidad y corrupción en la administración priista, el fortalecimiento de Cártel Jalisco Nueva Generación por todo el país, a la par del declive de Los Zetas y de líderes del Cártel de Sinaloa, así como la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal, podrían explicar los números de sangre y plomo del actual Presidente de la República
Los números del Gobierno Federal lo confirman: la actual, es la administración con más violencia de los últimos sexenios. En cinco años de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, en México han sido ejecutadas 119 mil 561 personas.
Además, 2017 ha sido el año más violento en la historia contemporánea de México, rozando las 30 mil muertes dolosas.
En los cinco años que corren de la administración priista, la cifra de muerte es prácticamente igual a la del sexenio del Felipe Calderón, ésta última de 121 mil 035 ejecuciones en seis años. Pero al gobierno de Peña le restan diez meses.
La cifra proviene de las bases de datos de la Incidencia Delictiva de la Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Desde 2014, el Secretariado Ejecutivo realiza el acopio del número de víctimas directas en delitos de homicidio, secuestro y extorsión; tal incidencia delictiva es alimentada, a su vez, por los reportes hechos por instituciones de procuración de justicia en todo el país.
Aun así, el Inegi mantiene un registro paralelo sobre defunciones, teniendo la categoría de homicidios y, a pesar de mantener diferencias entre uno y otro, son similares cuantitativamente, con una tendencia un poco más alta de aproximadamente 10 por ciento más.
LOS ESTADOS MÁS LETALES
A continuación, los estados y su respectiva cifra de homicidios violentos registrados del 1 de diciembre de 2012 al 31 de diciembre de 2017:
- Estado de México, 14 mil 320
- Guerrero, 11 mil 750
- Chihuahua, 9 mil 369
- Jalisco, 6 mil 771
- Sinaloa, 6 mil 417
- Veracruz, 5 mil 931
- Ciudad de México, 5 mil 864
- Baja California, 5 mil 837
- Michoacán, 5 mil 734
- Guanajuato, 5 mil 188
- Tamaulipas, 4 mil 440
- Oaxaca, 4 mil 197
- Puebla, 3 mil 583
- Nuevo León, 3 mil 403
- Sonora, 3 mil 238
- Morelos, 2 mil 893
- Chiapas, 2 mil 592
- Zacatecas, 2 mil 290
- Coahuila, 2 mil 187
- Colima, 2 mil 049
- San Luis Potosí, mil 749
- Tabasco, mil 701
- Durango, mil 515
- Baja California Sur, mil 298
- Hidalgo, mil 075
- Nayarit, mil 063
- Quintana Roo, 993
- Querétaro, 702
- Tlaxcala, 487
- Campeche, 389
- Aguascalientes, 269
- Yucatán, 267
CJNG Y SU BRUTALIDAD
Vanda Felbab-Brown es experta en crimen organizado, seguridad pública e inteligencia en el ámbito internacional. Actualmente es investigadora emérita de la institución Brokings, un centro de investigación sin fines de lucro con sede en Washington, DC.
Ella asegura que no solo la producción y distribución de droga generan violencia y homicidios en México, también los niveles de complicidad y corrupción que el dinero ilícito sostiene con las estructuras sociales y de gobierno: la impunidad que dota el Estado mexicano a los criminales.
“Si bien el origen de la violencia es el tráfico de droga, en gran parte la pelea entre cárteles no es una explicación del todo adecuada. Por ejemplo, en el Este de Asia hay la misma producción de drogas, narcotráfico y consumo de drogas, incluso más que en Latinoamérica, pero sus niveles de violencia son de mucha menor magnitud”, dijo Felbab-Brown en entrevista para ZETA.
La egresada en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, sostiene que es “crucial dirigir la atención a la violencia extraordinaria que México ha experimentado, no puede ser tolerada. Sus niveles de violencia son los más altos, con más de 200 mil personas muertas desde 2006, muchos más que en países en guerra civil”.
La investigadora amplió: “La corrupción es un factor subyacente crucial que complica los esfuerzos. La manera más obvia es que si los criminales pueden fácilmente sobornar para librarse de rendir cuentas, entonces las políticas públicas se vuelven ineficientes porque el mensaje que persiste es el de impunidad. Lo mismo aplica a políticos, e históricamente, tanto políticos como criminales han tenido estos intercambios en México y no creo que esos vínculos hayan terminado por completo. Estamos en el marco de elecciones importantes en México y creo que veremos muchos esfuerzos por parte de grupos criminales para involucrar a políticos, ya sea por presión o sobornos”.
Vanda Felbab-Brown es autora de las publicaciones “Narco Noir: Cárteles, Policías y Corrupción en México”, “Disparando: Contrainsurgencia y la Guerra contra las Drogas”, “Cuidado: La Necesidad Inescapable de Mejores Corporaciones Policiacas en México”; así como “El Caldero de Calderón: Lecciones de la Guerra contra el Narcotráfico y Crimen Organizado de México en Tijuana, Ciudad Juárez y Chihuahua”.
En palabras de la también profesora universitaria, “el fondo de la corrupción es que le resta legitimidad a cualquier proyecto de gobierno. La administración de Peña Nieto no cumplió con sus promesas de erradicar la corrupción de una manera fundamental”.
Y agregó: “Parte de lo que hace fuerte a un capo como (Joaquín) ‘El Chapo’ (Guzmán) fue su capacidad de evadir la justicia durante mucho tiempo, escapar repetidamente, así como la forma de operación. El Cártel de Sinaloa es un caso muy interesante en comparación con CJNG, ‘El Chapo’ invirtió mucho durante varias décadas en construir su capital político, Sinaloa reparte dinero lo mismo a iglesias que a estadios locales, pero grupos como CJNG decidieron prosperar con brutalidad”.
En este balance de cárteles, “antes del Cártel Jalisco Nueva Generación, estuvieron Los Zetas, que experimentaron un fuerte declive. El Estado ha fallado en enviar un mensaje que, si un grupo criminal actúa con esta violencia tan abrasiva, el gobierno lo frenará”.
Y peor aún, “el declive de Los Zetas o La Familia Michoacana no fue primordialmente por las acciones del Estado, sino por las acciones de sus rivales. Eso también es problemático.
“El gobierno mexicano debe pensar cómo aplicar estrategias para lograr el objetivo principal que es reducir el número de homicidios. Por el contrario, la estrategia de perseguir y detener a los grandes capos o líderes contribuye a la fragmentación de la violencia”, ya que “el problema de raíz es que, en Latinoamérica, el Estado ha perdido su capacidad de frenar a delincuentes que gozan de impunidad”.
Y concluyó: “Ningún gobierno, ninguna sociedad puede decir que simplemente está bien vivir con 30 mil personas muertos al año, que es el número que vimos el último año”.
ESTADOS MÁS VIOLENTOS EN 2017
2017 fue el año más violento de la historia contemporánea de México, con 29 mil 168 homicidios.
El 74% de las muertes violentas se concentraron en 13 entidades federativas: Guerrero, Estado de México, Baja California, Chihuahua, Veracruz, Jalisco Sinaloa, Michoacán, Guanajuato, Ciudad de México, Tamaulipas, Puebla y Oaxaca.
Aquí, en orden descendente, los estados con mayor número de homicidios en 2017:
Guerrero 2 mil 529
Estado de México 2 mil 368
Baja California 2 mil 317
Chihuahua 2 mil 012
Veracruz Mil 924
Jalisco Mil 580
Sinaloa Mil 561
Michoacán Mil 510
Guanajuato Mil 435
Ciudad de México Mil 192
Tamaulipas Mil 053
Puebla Mil 052
Oaxaca Mil 023
Colima 816
Baja California Sur 738
Sonora 693
Zacatecas 687
Nuevo León 656
Morelos 651
San Luis Potosí 524
Chiapas 510
Tabasco 402
Quintana Roo 359
Nayarit 354
Coahuila 251
Hidalgo 228
Durango 225
Querétaro 194
Tlaxcala 124
Aguascalientes 83
Campeche 71
Yucatán 46
Total 29 mil 168
LA TASA DE HOMICIDIOS
En 2017 hubo 96 muertes violentas por cada 100 mil habitantes en México.
Al calcular los homicidios en los estados, considerando la población de cada entidad (basado en la proyección del Consejo Nacional de Población para 2017), el ranking de las entidades más violentas cambia.
Colima va a la cabeza. Con 816 ejecutados y una población de 747 mil 801 en 2017, se sitúa en el primer lugar, al igual que Baja California Sur, que no supera los 800 homicidios; la baja densidad poblacional le da un lugar negativo.
Guerrero y Baja California no se mueven mucho en la escala de los estados más letales, pese a albergar una población de 3.5 millones, siguen en los primeros lugares. Casos contrarios como Ciudad de México (8.8 millones de personas), Estado de México (17.3 millones) o Veracruz (8.1 millones) que, altamente poblados, su tasa de homicidios no es tan alta.