Este viernes se cumple un año de que el narcotraficante sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, fue extraditado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto y enviado a Estados Unidos, el último día del mandato de Barack Obama.
La noche del 19 de enero de 2016, mientras Donald Trump se preparaba para ser investido presidente al día siguiente, Guzmán Loera aterrizó esposado y escoltado en Nueva York, Estados Unidos. Desde entonces se encuentra en el Metropolitan Correctional Center (MCC, por sus siglas en inglés), una de las cárceles de mayor seguridad de aquel país, situada en Manhattan.
El centro penitenciario -un edificio color marrón- es conocido por haber albergado a miembros de Al Qaeda y a Bernard Madoff, el gestor bursátil de Wall Street que estafó a miles con un esquema piramidal. Según el diario The New York Times, presos que pasaron por dicho penal lo calificaron como una “cámara de tortura”.
EL JUICIO DE “EL CHAPO”
“El Chapo” está acusado en Estados Unidos de 17 delitos como ex líder del Cártel de Sinaloa, entre ellos tráfico de drogas, uso ilegal de armas y blanqueo de dinero, por lo que podría enfrentar la cadena perpetua.
Brian M. Cogan, juez de la Corte del Distrito Este de Nueva York aplazó el comienzo del juicio contra el narcotraficante sinaloense de 63 años de edad, hasta el próximo mes septiembre del 2017, tal como lo estaba pidiendo su abogado, Eduardo Balarezo.
La fecha fijada inicialmente para el juicio del ex líder del Cártel de Sinaloa, era el próximo 16 de abril, sin embargo, el litigante solicitó un aplazamiento argumentando que las limitaciones de comunicación del capo sinaloense con sus familiares, dificultan la financiación de su defensa legal.
Según el diario El Tiempo de Colombia, el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) reclutó a un grupo de narcotraficantes colombianos extraditados a aquel país -entre ellos Diego León Montoya Sánchez, alias “Don Diego”, exjefe del Cártel del Norte del Valle-, que testificarán contra el capo sinaloense.
La intención del FBI sería garantizar que el gran jurado otorgue cadena perpetua al ex líder del Cártel de Sinaloa. El rotativo abundó que el Gobierno estadounidense aún no ha anunciado de forma oficial, los nombres de los líderes de cárteles colombianos que van a testificar sobre los envíos a Guzmán Lorea, a través de rutas aéreas, marítimas y terrestres.
El rotativo abundó que otros narcotraficantes colombianos Efraín Hernández Ramírez, “Don Efra”; Elizabeth Montoya de Sarria; Iván Urdinola Grajales, Arcángel Henao Montoya; Francisco Iván Cifuentes Villa, “Pacho Cifuentes”; Miguel Solano, “Miguelito”; y Luis Giovani Caicedo Tascón, entre otros, también testificarán contra “El Chapo”.
CONDICIONES DE RECLUSIÓN DEL CAPO SINALOENSE
En la actualidad, “El Chapo” permanece detenido en el Centro Metropolitano de Detenciones, ubicado en Manhattan. El defensor del capo sinaloense se quejó de las medidas de seguridad en la cárcel, ubicada a cien metros de la otra punta del puente de Brooklyn, en el lado contrario del East River, donde se encuentra la Corte Federal.
Guzmán Loera se encuentra en una celda en el piso 10, en una unidad de segregación administrativa, es decir, bajo continua y estricta vigilancia. Además tiene impuestas medidas administrativas especiales -las que se conocen como SAM, por sus siglas en inglés- que el Gobierno estadounidense impone a reos peligrosos.
No tiene trato con ningún otro preso. “El único contacto que tiene es con los guardias, pero se supone que no le hablan”, aseguró su abogado, Eduardo Balarezo. “Para moverlo de su celda a la sala de visitas hay un teniente y tres guardias adicionales, anda esposado”, señaló.
La celda es de 18 metros cuadrados. Tiene una pequeña ventana opaca a través de la que no se ve el exterior, según ha contado a su abogado, pero sí se intuyen los cambios de la luz como para saber si es de día o de noche.
Además, el litigante defensor teme que su cliente esté deshidratado porque, asegura, le permiten solo comprar seis botellas de agua al mes y el capo sinaloense se niega a beber de la de la llave de su celda, porque está al lado del inodoro.
Hay una cama, un escritorio, el escusado y un lavamanos. Desde hace poco tiene una Biblia y también un diccionario inglés-español. La luz de su celda nunca se apaga, y no tiene privacidad, porque siempre hay guardias viendo sus movimientos, que se supone no le dirigen la palabra.
LAS VISITAS DEL EX LÍDER DEL CÁRTEL DE SINALOA
Además, el ex líder del Cártel de Sinaloa sólo puede ver -no tocar- a sus hijas gemelas, María Joaquina y Emali Guadalupe -ambas de 5 años de edad-, y a su abogado a través de un cristal de seguridad, en una sala de 1.5 por 1.5 metros.
“Estamos dos personas apretadas en una sala de 1.5 x 1.5 metros, no hay una mesa para poner documentos, escribir o poner la computadora. Es ridículo. Tengo que tener la tableta en las piernas para poder anotar algo y verlo por una reja y una ventanilla. Intentamos hablar bien bajo para que no escuchen todo los policías”, comentó el abogado de “El Chapo”.
Las niñas han ido a verlo en dos ocasiones: en agosto y unos días antes de Navidad. En la primera ocasión estuvieron acompañadas por su tía Bernarda Loera Guzmán, que sin embargo no acudió en la segunda porque le retiraron la Visa estadounidense cuando iba a salir de México. Al menos en una ocasión, “El Chapo” ha podido hablar con su hermana por teléfono.
Su esposa Emma Coronel Aispuro no está autorizada para visitarlo. Se ven de lejos en las vistas orales preparatorias en las que Guzmán Loera comparece ante el juez cada aproximadamente tres meses. La ex reina de belleza ha acudido a todas las comparecencias y se sienta en uno de los bancos del público.
Si el capo sinaloense no tiene visitas, sale de su celda una hora al día, en la que lo meten en una habitación en la que hay una bicicleta y una televisión.
LA SALUD DE “EL CHAPO”
Su abogado afirmó que el capo sinaloense “está mal, no está incapacitado, pero está perdiendo la memoria y está poniéndose paranoico”. Al respecto, el Gobierno de Estados Unidos argumenta que las estrictas condiciones en prisión son las apropiadas para alguien que escapó dos veces de prisiones de alta seguridad en México.
Los abogados estadounidenses de oficio, Michelle Gelernt y Michael Schneider -que “El Chapo” tuvo hasta septiembre, antes de contratar a Balarezo-, dijeron ya hace meses que a no ser que en la radio pusieran continuamente música mexicana, escuchaba sonidos que no existían. Sin embargo, la Fiscalía atribuyó las supuestas alucinaciones sonoras a la radio de los guardias.
Balarezo aseguró en uno de los escritos que envió al juez que “El Chapo” muestra incapacidad para recordar personas, lugares y hechos y que, específicamente, se queja entre otras cosas de “alucinaciones auditivas”, se siente “perseguido” y sufre “depresión”.
Además, el litigante se quejó de que su cliente sufre problemas como dolores de cabeza, pitidos en los oídos y dolor de garganta que nadie le ha tratado.
“Se nota que su memoria está fallando mucho, se repite mucho y cosas que hemos hablado una hora antes no recuerda”, aseguró Balarezo. En noviembre, el juez Cogan autorizó una evaluación mental, que ya realizó la especialista Cynthia A. Munro, pero de las cuales no se han hecho públicas las conclusiones.
“EL CHAPO” RECAPTURADO EN MÉXICO
El pasado 8 de enero “El Chapo” Guzmán cumplió dos años desde que fue recapturado en Los Mochis, Sinaloa, durante un operativo de la Secretaría de Marina (Semar), para luego ser internado en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No. 1, El Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Según lo confesó el propio ex líder del Cártel de Sinaloa a las autoridades federales, el kilométrico túnel por el que escapó del penal de máxima seguridad, en julio de 2015, había sido el segundo que se construyó para tal fin, ya que en el primero, sus cómplices llegaron a la celda equivocada.