A quien también tienen en capilla, es a Raúl Felipe Luévano, secretario del Ayuntamiento de Tijuana. El alcalde Gastélum ya le habla solo lo necesario, pocas veces lo recibe, básicamente lo trae congelado. En los corrillos municipales se especula que esto se debe a las personas que le hablan al oído al “Patas”, quienes culpan a Luévano de las malas notas en prensa, radio y televisión, y no a los desaguisados que cometen los funcionarios, los errores en la administración o los excesos cometidos. Ahora sí que a Juan Manuel Gastélum se le subieron los humos y los rumores. Aparte de ser el funcionario número dos en la maquinaria municipal, Raúl Felipe fue, como presidente del Comité Directivo Municipal del PAN, quien primero promovió y después coordinó la campaña de Gastélum a la alcaldía de Tijuana. En esas lides, el que anda zopiloteando la Secretaría General del Ayuntamiento es el regidor Arnulfo Guerrero, a quien el presidente municipal sí escucha atento. Ni hablar. Ahora lo que buscan es una salida para Luévano. O se va a coordinar alguna campaña electoral federal, o de plano acepta lo que en el pasado no quiso por acompañar a Gastélum: una posición en el Gobierno del Estado.