Si uno se queda en la superficie del tema, al percatarse que la película se basa en el best seller de R.J Palacio sobre el bullying que sufre un niño con una deformidad facial, tal vez desarrolle un prejuicio al considerar que esto será un melodrama que requiere pañuelos.
Nada de eso, la película estupendamente protagonizada por Jacob Tremblay, bajo la dirección del también guionista Stephen Chbosky, tiene mucho que ofrecer mientras se desarrolla en torno a la vida de Auggie, un chico de 10 años de edad con un talento por la ciencia que, por primera vez en su vida, irá a una escuela pública en Brooklyn.
A pesar de numerosas cirugías, este pequeño tiene un aspecto físico que lo puede hacer objeto de burlas y todo tipo de agresiones, al menos eso es lo que anticipan sus padres, Isabella Pullman (Julia Roberts) y Nate (Owen Wilson).
Con estos elementos lo que se construye es un filme sumamente reflexivo donde cada personaje que entra en contacto con Auggie aporta su problematizada realidad, desde la familia -donde además sobresale Izabela Vidovic como Vic, la hermana adolescente- hasta los primeros amigos de este niño que destaca aunque no quiera, simplemente porque para eso nació.
De amigos que traicionan a bullies que lo son porque tal pareciera que la sociedad les ha dado permiso, el largometraje es brillante, inesperado, claro que conmovedor, pero sin artificios.
Por eso uno no puede ver esta poderosa cinta por encimita, con su inteligente visión, Chbosky se ha encargado de no permitir eso con una de las películas que habremos de recordar en 2017. ****
Punto final.- Y dentro de una semana… “¡El Último Jedi!”. Ojalá ya tengan sus boletos.
