En el Departamento del Estado de los Estados Unidos, el 14 de diciembre, el secretario Rex Tillerson abrió el Segundo Diálogo Estratégico para EE.UU.-México en una sala llena de flores y banderas. Durante el primer año de la nueva presidencia, un diálogo estratégico debería exponer nuevas ideas y aclarar diferencias entre nuestros países. Después, el subdirector de la Secretaría del Estado, Sullivan; el secretario del Departamento de Seguridad Interior, Nielsen; y el procurador General, Sessions, hablaron con el secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Videgaray Caso, y el secretario del Interior, Osorio Chong, así́ como con el subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, Beltrán.
Durante la campaña política del señor Trump, en 2016, prometió́ una nueva manera de pensar la relación EE.UU.-México. Sin importar si uno esté de acuerdo con su enfoque en construir muros en vez de puentes, sus ataques del TLCAN y su tendencia reflexiva de culpar a México por una variedad de retos domésticos estadounidenses, ahora es el presidente y es natural que debiera exponer su visión. El diálogo estratégico ofrece una nueva perspectiva acerca de las ideas trumpistas sobre el futuro de nuestra relación.
Sin embargo, dicha comunicación resultó decepcionante. Después que el procurador General, Jeff Sessions, brevemente confundió́ su reciente viaje a Colombia con México, luego de haberse enfocado en la elevada tasa de muerte por sobredosis de drogas en los Estados Unidos -64 mil muertes, el año pasado-, Sessions rechazó la idea de que la demanda estadounidense es el reto, argumentado que la oferta controla la demanda. “La demanda puede crear oferta; así́ como la oferta puede crear demanda”, comentó el procurados General. Mientras existe algún elemento de verdad, el nulo enfoque sobre la reducción de demanda de heroína en los Estados Unidos por el secretario Session es muy reconocido en los Estados Unidos. Su nuevo énfasis en una descreditada estrategia de interdicción, la cual es típica de una administración que no tiene ideas nuevas sobre cómo combatir la adicción de drogas en los Estados Unidos.
Sessions también destacó que recientemente México ha sido muy activo en la producción de fentanyl y argumentó que esta producción está moviéndose de China a México -un problema que Sessions dijo que quería cortar de raíz, sin idea de cómo lograrlo.
El subdirector de la Secretaría del Estado, Sullivan, habló con la prensa, irónicamente enfocó su plática en los éxitos de la Iniciativa Mérida, de 2008. Este programa de la administración del Presidente Bush floreció́ bajo el Presidente Obama. Cualquier punto de vista que tenga sobre la Iniciativa Mérida es muy difícil decir que fue una iniciativa de Trump.
El único progreso claro durante el diálogo fue un memorando de entendimiento entre Estados Unidos y México sobre la construcción de un programa para compartir información de historia criminal, lo que permitiría a los Estados Unidos compartir el historial de mexicanos repatriados. El memorando detalla los datos biométricos y afiliaciones con pandillas de mexicanos deportados y que estarán compartiendo con México.
Viendo la conferencia de prensa del Departamento del Estado sobre el punto de vista de un anterior diplomático, estuvo claro que los estadounidenses estaban hablando sin tomar en cuenta el punto de vista mexicano; mientras que los mexicanos estaban tratando de todas las maneras posibles, mostrar una cara diplomática en lo que fue un “diálogo de sordos”. Los estadounidenses rechazaron hablar concretamente sobre la demanda de droga por parte de los estadounidenses, pero fueron muy felices de hablar sobre cómo exportar métodos de interdicción hacia México. Por su parte, los oficiales mexicanos evitaron preguntas difíciles sobre el futuro de la relación bilateral y el general contexto del futuro de esta relación con el TLCAN. Todos evitaron las preguntas complejas con el secretario del Departamento Estadounidense de Seguridad Interior, Nielsen, evitando particularmente responder a cualquier pregunta.
Entonces, a pesar de las banderas y los arreglos de flores en el Departamento del Estado este 14 diciembre, el Segundo Diálogo Estratégico no fue ni estratégico, ni un diálogo. Uno tiene que preguntarse cómo se ve el futuro de la relación entre nuestros dos países.
Andrew S.E. Erickson es un orgulloso ex residente de Tijuana, ex diplomático de los Estados Unidos, con Maestría del Colegio Nacional de Guerra, y un fuerte creyente de la importancia de las buenas relaciones entre mexicanos y estadounidenses.