El ex senador Pablo Gómez firmó su salida definitiva del Partido de la Revolución Democrática con una carta dirigida a militantes y simpatizantes, donde señala que al interior de ese instituto político “ha prevalecido el oportunismo y la corrupción”.
Mediante su renuncia, el fundador del PRD consumó el distanciamiento que tenía con el partido amarillo, del que fue temporalmente suspendido el 24 de octubre, en conjunto con el también cofundador partidista Carlos Sotelo y el senador Raúl Morón, por respaldar el Acuerdo de Unidad, impulsado por el ex perredista y aspirante presidencial de Morena, Manuel López Obrador.
En cuanto a su deserción a las filas perredistas, Pablo Gómez reafirmó su apoyo al político tabasqueño en sus pretensiones de gobernar el país a partir del 1 de julio; a propósito de lo cual escribió: “El candidato a la presidencia de la República del amplio espectro de la izquierda popular mexicana es Andrés Manuel López Obrador”.
Dijo que la situación actual en México “reclama” que “las fuerzas democráticas y de izquierda” estén unidas a efecto de interrumpir el “programa neoliberal que ha llevado al país al desastre”.
Sostuvo que seguirá apoyando al ex dirigente nacional de Morena y hoy precandidato presidencial.
Criticó que el Comité Ejecutivo Nacional del PRD haya “integrado una coalición electoral con Acción Nacional”, toda vez que el “propósito” de la alianza es “llevar al líder del PAN a la presidencia de la República”.
Gómez Álvarez emitió su misiva una vez que, como abanderado presidencial del bloque pluripartidista PAN-PRD-MC, se perfiló Ricardo Anaya, quien justo renunció a la dirigencia de Acción Nacional el 9 de diciembre.
En ese sentido, el izquierdista indicó sobre el PRD: “Hay una entrega del partido a una corriente política adversaria”.
Vaticinó la debacle del partido del sol azteca: “Ya es imposible hacer algo para evitar la caída del Partido de la Revolución Democrática, la cual les está conduciendo a signar el significado de su propia desaparición política”.
Aclaró que, por su parte y al igual que otros militantes, intentó evitar que el PRD se tornara en núcleo de mera negociación política, carente de “objetivos nacionales, democráticos y populares”, así como de “principios morales”.
“Hemos fracasado en el empeño, hay que reconocerlo”, remató.