Ciudad de México.- Alrededor de las 11:00 horas de este miércoles, el ex alcalde interino del municipio de Escuinapa, en Sinaloa, David Oceguera Ramos, fue atacado por un enjambre de abejas, lo que le desencadenó shock anafiláctico, la causa de la muerte del funcionario.
Según diversos portales especializados en medicina, un shock anafiláctico, es la forma más grave en la que puede manifestarse una reacción alérgica ya que puede poner en peligro la vida del paciente, tal como sucedió con el subgerente de la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Escuinapa (Jumapae), quien, además, sufría de problemas cardíacos.
El ex regidor se encontraba con una cuadrilla de trabajadores de la Jumapae, quienes limpiaban una zona de maleza para reparar una fuga del acueducto Baluarte-Teacapan, cuando fueron atacados por un enjambre de abejas. Aunque lo llevaron de emergencia, Oceguera Ramos murió por un shock anafiláctico producido por las picaduras de los insectos.
Otros trabajadores de la cuadrilla de la Jumapae también resultaron lesionados e incluso uno de ellos es atendido en el Hospital General de Escuinapa, considerándose su estado como grave. Y es que la anafilaxia se produce como respuesta del cuerpo a un alérgeno, es decir, a una sustancia que activa el sistema inmune porque el cuerpo la considera una amenaza.
Ciertas alergias, como al polen o al pelo de animales, no suelen causar un choque alérgico, sino más bien las alergias a las picaduras, a los alimentos o a los medicamentos. El shock anafiláctico lo desencadena una reacción a un determinado alérgeno, y es una manifestación exagerada de la misma.
El choque alérgico se identifica por los siguientes síntomas: náuseas, dificultad respiratoria, taquicardia, ansiedad, boca seca, ardor o parestesias en la lengua, prurito, erupciones cutáneas, aparición de ampollas e inflamación de los párpados.
Además, los vasos sanguíneos se dilatan, se acumula líquido en los tejidos, la presión sanguínea baja, el pulso se acelera en un comienzo, y luego desciende, además de que el riego sanguíneo de los órganos empeora. Los pacientes pierden finalmente el conocimiento. Sin tratamiento, un shock anafiláctico puede tener un desenlace mortal, tal como sucedió con Oceguera Ramos.