Chispas levanta el taller
que trabaja en esta casa,
que de libertad arrasa
nuevos muertos a saber.
Quiere colocar al centro
del escenario, discurso
que sin fin, siga su curso,
pronunciado desde dentro
de las ilustres calacas,
que claman, que pronto venga
la epidemia que contenga
un sonido de maracas.
Y el clamoroso entierro
de los males nacionales,
locales y federales,
que nos lanzan al destierro.
* * *
Quien quiera gozar de veras,
inocentes calaveras,
lo primero con que sueña:
que la censura permita,
que pasen nuestros poemas,
que lleguen sus chispas buenas,
de inteligentes esquemas,
y se cimbren las arenas,
con escándalo ancestral,
del entierro más jovial
de nuestro mal nacional,
hidra de las mil cabezas
y otro tanto de torpezas:
primero, la incompetencia;
segunda, la mala influencia
de la transa y del cochupo,
que ya rebasa su cupo,
con reparto substancial
de las recomendaciones.
* * *
México lindo y querido,
si muero dentro de ti,
que digan que fue luchando
contra las ratas del PRI.
Letal llegó en el dieciocho,
nuestra madre calavera,
cogió a todos los partidos
y los mandó a la nevera.
Para que los mexicanos
por fin pudieran juntarse,
para vigilar las cuentas
y por fin recuperarse.
De tanto inepto y ladrón
que era apapachado, tanto
por la Dictadura perfecta,
con su perfecto atraganto.
De tanto nombre de calle
que da la inmortalidad,
a tanto inicuo que impune
paseó tanta iniquidad.
* * *
Final
¡Te imploramos madre muerte,
no te tardes en venir
a purificar la suerte
de la Patria, en devenir!
Pseudónimo: “Todos a una”.
Calaveras enviadas por Javier Prieto Aceves